Esto dicho así me parece mucho más respetuoso. Lo que es moral y lo que no es moral no pueden decidirlo ellos y si quieren invitar a sus fieles a reflexionar me parece perfecto. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Este religioso, uno de los máximos expertos italianos en bioética, considera que “no todo lo que es científicamente brillante, clínicamente posible y jurídicamente consentido debe quedar absuelto de cuestiones éticas, familiares y sociales”.
Esto ya tiene más mala baba, porque de hecho la ciencia siempre ha estado condicionada por la justicia que responde a cuestiones éticas, pero las leyes las decide la sociedad a través de la política. De hecho, hay una serie de límites. Las técnicas que pueden generar embriones humanos no son patentables porque los políticos consideraron oportuno dictar leyes en este sentido.
Juan Pablo II instituyó la Pontificia Academia para la Vida, con el único propósito de desinformar, intoxicar, y coaccionar a los políticos en primer lugar, y a múltiples instituciones de ciencias biomédicas y organizaciones socio-sanitarias, los medios de comunicación y la comunidad civil en general, sobre los temas relacionados con la vida y la sexualidad.
Ingerencia política de La Iglesia: Negar que la propia sociedad está capacitada para tomar decisiones sobre la ética y sobre su futuro equivale a arrogarse el derecho de manipular a la sociedad para que el futuro de la misma lo determinen determinadas personas para imponer sus propias creencias. Es normal que la ciencia acepte ser dirigida por la sociedad que con mejor o peor fortuna busca su propio progreso, pero que no acepte el lenguaje magufo y manipulador de la religión que sólo busca mantener su capacidad de dirigir a cuantas más personas mejor anulando su capacidad de reflexión.
Sus motivos para estas ingerencias retrógradas son claras. Si lo pensamos con detenimiento veremos la enorme dependencia que tiene la religión de la existencia de los misterios. Que un nuevo ser humano sea producto de algo distinto de la magia es algo difícilmente aceptable para La Religión. Que el ser humano aprenda y aplique conocimientos de elevadísima trascendencia, igualmente resulta algo difícilmente reconciliable con la religión, ya que esta desea tener la prerrogativa sobre todo ello y para eso necesita que todo lo trascendente sea misterioso (si no es misterioso difícilmente puede ser divino). Este el culto al misterio es lo que mantiene viva a la religión y por eso es profundamente ignorante, oscurantista y enemiga de la ciencia, aunque carezcan de el valor para admitirlo.
En su arrogancia pretenden tener la exclusiva sobre la moralidad y la ética definida de forma arbitraria y absurda. Todo ello en base a preceptos sobrenaturales inventados para manipular a unos fieles que han de seguir sus normas de una forma borreguil. Los creyentes tienen derecho a ofenderse con mis argumentos poco edificantes para los creyentes, y comprendo que son muchos. Yo no me expreso así para ofender a un montón de gente, sino por expresarme con la máxima libertad. Creo sinceramente que ante tanto despropósito lo único que cambia es el balido beeeee por el consabido amén.
La tercera parte de la humanidad es cristiana y de ellos la mitad son católicos dirigidos por un pontífice que además es la máxima autoridad de un estado que le otorga unos niveles de impunidad inaceptables. El Vaticano es un imperio construido con creencias retrógradas y con dinero sucio.
¿Se puede tolerar la ingerencia de La Iglesia en la Sociedad? Una cosas es participar en la sociedad y otra arrogarse autoridad y hablar como representantes de la moral y de la ética. Permitir ese lenguaje fanático y retrógrado es muy peligroso.
Mi belicismo es fácil de explicar y no atenta contra la libertad de nadie que respete las libertades de los demás. La religión no puede rebasar el ámbito privado de las personas ni pretender condicionar o coaccionar la política de un país. Es aceptable que cada cual tenga sus propias ideas sobre lo que es ético y lo que no lo es, pero lo prohibido y lo permitido, es un asunto que debe decidirlo la propia sociedad.
Esto siempre será mejor que dejarnos gobernar por los iluminados que se escandalizan del uso del preservativo en África, los que se escandalizan de que una joven que aborta (admito que no es un derecho sino algo lamentable) no termine en la cárcel, y de que los homosexuales puedan gozar de los mismos derechos que los heterosexuales.
Me refiero a los mismos que también dicen que tenemos que ser comprensivos y piadosos con los sacerdotes que cometen pederastia como débiles seres humanos que son.
Esto equivale a una petición de comprensión a la sociedad en temas que afectan a la podrida imagen de La Iglesia, pero el doble rasero en lo que a compresión se refiere es evidente. La Iglesia ha intervenido muchas veces con total prepotencia recordando el deber de los diputados católicos ante la aprobación de leyes que no eran del agrado del infalible pontífice de turno.
Son unos manipuladores hipócritas que no merecen más comprensión que la merece cualquiera, que es mucho más que la compresión que ellos conceden en determinados asuntos defendidos desde la intolerancia fanática. Sin ir más lejos la pederastia es un delito y su ocultación es otro delito. No cabe hacer excepciones legales, pero estos hipócritas continúan libres y haciendo daño. El primero, el actual papa Benedicto XVI.