En los últimos días han abundado las denuncias de que algunos candidatos han ofrecido dinero o bienes a cambio de votos y han violado flagrantemente los límites establecidos para los gastos de campaña.

La mayoría de las denuncias, más del 85%, se han dirigido contra el PRI, a cuyo candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, los sondeos daban como favorito. Y es que el fraude electoral fue una tradición durante los 71 años de Gobierno del PRI, alejado de la Presidencia desde hace doce, incluida la entrega en los centros de votación de cajas con papeletas ya marcadas o la «caída del sistema informático», como en 1988.

Por eso, aunque algunos analistas aseguran que «es prácticamente imposible que se cometa un fraude», otros mantienen que, aunque se ha avanzado en materia electoral, «no hay certeza» de que serán unos comicios limpios porque el proceso no lo ha sido.

Observadores

A pesar de las promesas de transparencia de las autoridades, más de 3.000 voluntarios del movimiento juvenil de protesta #YoSoy132, que ha revolucionado la campaña electoral, se desplegaron como observadores en la madrugada del domingo en todo México, y anunciaron la puesta en marcha de mecanismos de sistematización de denuncias de presuntos delitos electorales.

A México se desplazó el representante de la izquierda abertzale Asier Altuna, como integrante del grupo de 692 observadores internacionales ha vigilado el proceso de votación.