¿Se busca destruir el monte en sí? No. Abandónense las teorías sobre especulación inmobiliaria o de obras públicas, carentes de sustento. Lo que se busca es atemorizar a la población y la consiguiente desestabilización política.

Del mismo modo que ETA ha dejado claro que ella mata si, cuándo, dónde y a quien quiere… alguien está mandando el mensaje de que pondrá toda España en llamas si le place. El mensaje se dirige claramente al Gobierno, pues han ardido parajes por toda España, sin distinción de signo político a nivel local.

Una de las nefastas consecuencias del 11-M y de la bochornosa cobardía institucional que rodeó la investigación, fue la impunidad creada en torno a los hechos. Probablemente los ciudadanos hayan aprendido algo de la burla mediática y sepan ya que no saber quién ideó y financió el 11-M, entre otros casos sin investigar, se esté pagando hoy muy caro.

El asesinato del edil del PSOE, Don Isaías Carrasco, la víspera de las elecciones generales de 2008, fue un adorno de ETA a un 11-M cerrado en falso, a modo de “y yo también si quiero”.

Por el conocimiento profundo de personas, funcionamiento institucional, mentalidad popular y procedimientos, el 11-M tiene todos los visos de haberse cometido por españoles y con un claro fin político. El ecoterrorismo también: sea un advertencia al Gobierno al más puro estilo mafioso, o se busque la simple desestabilización política.

Estos son los peligros muy reales de que en España, llevar a cabo actos terroristas, pueda salirle a alguien gratis. La reflexión está servida.