a Costa Rica, con toda su gente, en toda su geografía, en toda su unidad y su espléndida diversidad aunque tengan por seguro que si en algún momento mi persona o mi gabinete se equivocan, no aceptaremos críticas, no los escucharemos y actuaremos para beneficio de pocos como es la costumbre de nuestro partido.

Nos hemos congregado aquí, al aire libre y bajo el Sol, circundados de montañas, más allá de las cuales se enfilan cordilleras y llanuras para arribar, en una distancia de solo 119 kilómetros entre sí, a la inmensidad de dos océanos por los cuales insistiré en que se permita el ingreso de buques estadounidenses poniendo en riesgo la soberanía nacional y la no militarización de esta siempre pacífica nación.

Las montañas nos elevan al infinito, tanto así como el precio de la gasolina que descuidaré y dejaré a potestad de empresarios y su buena voluntad para con el pueblo, pidan los aumentos que necesiten. Un compatriota, Franklin Chang, veterano de siete viajes espaciales, conjuga en Guanacaste, frente al océano Pacífico, ambas dimensiones. Nuestro astronauta sueña y refina con un grupo de científicos y trabajadores el motor de plasma para ascender, pero prometo que voy a poner en práctica lo que don Oscar Arias me enseñó y sólo apareceré cuando se inaugure alguna nueva etapa, o consigan un logro importante, mientras tanto actualizaré mi Twitter.

Alrededor de nosotros, hechas unidad con la Tierra, las esferas que decoran este escenario nos recuerdan nuestras raíces ancestrales. Sembradas por los indios borucas en medio de nuestros bosques tropicales del sur, representan su búsqueda gozosa de armonía y de unidad, como plasmando, desde el alba de nuestro pueblo, un hilo conductor en nuestra historia. Aunque llegará el momento en que nuestros ancestros pierdan importancia y lugares como Salitre, en Buenos Aires, serán invadidos y perderán sus tierras.

El boyero y la carreta, por su parte, nos recuerdan al labriego sencillo, portador de nuestras raíces rurales, que configuraron una sociedad de pequeños propietarios, forjadores de nuestra democracia.  Sin embargo ante la impotencia que tenemos para cobrarles a los inversionistas extranjeros por impuestos equitativos decidiremos aumentarle los impuestos a los agricultores para que paguen como si sus ingresos fueran abundantes.

En el marco de esta geografía y de este simbolismo, celebramos la renovación del rito democrático en la democracia más antigua de América Latina, que ya en el siglo diecinueve convirtió la educación, costeada por el Estado, en un derecho universal, aunque en los próximos cuatro años no avanzaremos ya que la educación no es primordial en el presupuesto nacional.

En ese mismo siglo se eliminó la pena de muerte en un gesto de exaltación a la vida, y que hace 61 años, al abolir el ejército, le declaró la paz al mundo. Aunque daré órdenes estrictas para que la Fuerza Pública reprima fielmente a cada ciudadano que intente ejercer su derecho a la libertad de expresión y lucha por la igualdad y respeto a la seguridad social.

Al amado pueblo de Costa Rica y a quienes conviven con nosotros les reitero mi promesa de servirles con humildad, honestidad y firmeza; bueno no tanto, ya que la firmeza sería sólo mi frase para la campaña, porque en realidad voy a permitir que mis ministros y diputados, legislen a su antojo y sean participes de cuestionables acciones políticas.

Al ex presidente, don Óscar Arias, le ratifico mi reconocimiento fervoroso, el de mi gobierno y el de nuestra gente por sus imborrables servicios a la patria, que abrieron una ancha senda de confianza y esperanza para el país, y que hoy en día me deja las cuentas vacías ante una venidera crisis económica donde optaremos por permitir que la tasa básica pasiva se eleve a niveles históricos.

Comparto mi fe democrática y mis ilusiones por Costa Rica con los candidatos presidenciales en la justa electoral pasada. Su presencia en este acto es signo de mejores días para Costa Rica, aunque no los escucharé al igual que a los ciudadanos; lo que el Gobierno decida será siempre correcto e inapelable.

Saludo agradecida y emocionada a nuestros distinguidos visitantes, representantes de gobiernos e instituciones internacionales, a quienes les renovamos nuestra amistad y les tendemos nuestra mano amiga, y sobre todo a las intenciones de Nicaragua de invadir nuestro territorio gracias a nuestro descuido fronterizo, aunque inmediatamente construiremos la carretera más costosa del país como símbolo de avance e ignoraremos si se presentan hechos de corrupción.

Acabo de jurar ante Dios y prometer a la Patria que, observaré y defenderé la Constitución y las leyes de la República, y que cumpliré fielmente los deberes de mi cargo vetando leyes que favorezcan la educación, o la justicia social.

Hago hincapié en este compromiso constitucional porque contiene los valores más altos del ser humano y de la democracia, que a toda costa debemos mantener y fortalecer, por representar criterios capaces de orientarnos sobre los problemas del país y del mundo.

Vivimos un período de hondas mutaciones y múltiples desafíos que nos obligan a opciones legales y morales: desde el frenesí del armamentismo hasta el hambre y la desnutrición; desde el amparo de la bioética hasta el desarraigo de la familia, desde la agresión incontenible contra las mujeres y los niños hasta la violación de la vida privada; desde la desigualdad y la exclusión hasta la inhumana ostentación del poder económico; desde la fractura de la alianza entre el ser humano y la naturaleza hasta el avance avasallador de la criminalidad y el narcotráfico. Pero no aprobaremos la Fertilización in vitro, matrimonios homosexuales, equidad en los salarios mínimos, entre muchas otras propuestas que a pies de la globalización permitirían avanzar al país. Ah, por cierto, lo de “hacía Adelante”, también era una simple frase.

La lista es amplia. Uno de sus capítulos más aleccionadores ha sido la reciente crisis económica, urdida y causada por el anti-valor de la ambición. Ambición que no se puede permitir, excepto en los salarios de los presidentes ejecutivos de los bancos, en instituciones del país donde nos daremos el lujo de pagar más de lo que gane nuestro colega Obama.

 La democracia sin responsabilidad ahoga la libertad. El disentimiento enriquecedor de la democracia, sin la contrapartida de la responsabilidad, desemboca en el caos y en la ingobernabilidad que será nuestra excusa para dentro de cuatro años presentar el más pobre de los informes con un estancamiento del país temible. No nos van a dejar gobernar porque no tenemos la capacidad de dialogar.

Las vías de hecho y la impunidad favorecen al agresor en el Estado, en la familia, en la escuela o en la calle. Y en su lugar encarcelaremos a los periodistas, ciudadanos y denunciantes que saquen a la luz “secretos políticos” que a nuestra conveniencia será cualquier cosa que ponga en riesgo nuestra muy posible destruida apariencia.

La democracia es derecho a objetar, pero también imperativo y campo abierto para participar y proponer. Pero vamos a ver cómo hacemos para escucharlos porque ni siquiera nuestro Facebook estará abierto a opiniones y no vamos a permitir marchas que alteren el libre tránsito tomando en cuenta que Johnny Araya llenará de bulevares el centro, cero manifestaciones pacificas.

La democracia nos invita a disfrutar de lo que nos pertenece y hemos forjado mediante nuestro talento y nuestro trabajo, pero también nos impulsa a abrirnos con generosidad a los que tienen poco o carecen de todo. Pero vamos a ver cómo hacemos con las PYMES porque dudo seriamente que podamos apoyarlos para salir Adelante.

Las elecciones, son apenas un instante crucial, pero pasajero en la vida de la nación. La tarea de construir la patria con la que soñamos es, en cambio, una obligación “temporalmente” permanente, claro según nuestra conveniencia.

Este es el momento para construir una política en la que el liderazgo no consista en dictar una clase o articular una arenga, sino en compartir coincidencias y articular acuerdos; Liberación intentará construir una dictadura camuflada pero tranquilos no se van a dar cuenta de eso; pasará muy discretamente.

Costa Rica es la patria que compartimos y nuestro hogar común. En esta casa que nos abriga, nadie debe pretender el monopolio de la verdad excepto claro la Presidencia que respaldará a sus allegados continuamente en procesos calumniosos.

Mi gobierno se esforzará en ser de todas y de todos, en procura siempre del bien común, con respeto y mente abierta, y escucharé al pueblo; entiéndase por pueblo, banqueros, inversionistas, presidentes ejecutivos y nada más; el resto de costarricenses estarán bien.

De la pobreza, para que se den una idea y sin hablar mucho, porque mis discursos van a ser largos y tendidos siempre y cuando los escriban mis asesores, llegaremos a tener en la pobreza uno de cada tres niños y adolescentes. Adelante.

Trabajaremos en equipo por una Costa Rica más segura y más tranquila, con mayor y mejor presencia policial, para evitar que terroristas de Quepos y sus alrededores intenten hacer marchas pacificas en la ciudad capital, es peligroso que familias y adultos mayores se manifiesten, se podría convertir en caos nacional, eso jamás lo vamos a permitir.

Trabajaremos por una Costa Rica más próspera y competitiva, generadora de riqueza, comprometida con las micro, pequeñas y medianas empresas, y con empleos más productivos y mejor remunerados siempre y cuando usted sea Presidente Ejecutivo del Banco Nacional o del Banco de Costa Rica.

Tendremos una Costa Rica próspera y verde: lo próspero, compartido por todos; lo verde, protegido por todos; eso sí igual vamos a talar y generar daño ambiental porque tenemos que seguir adelante; de por si tanto verde aburre.

Esos esfuerzos y esas metas, que asumo hoy junto con un equipo de mujeres y hombres igualmente comprometidos con estos valores, serán vitales para enfrentar nuestros retos como sociedad aunque la corrupción es inevitable, algunos fallarán pero, los perdonaremos.

Así me presento ante ustedes, queridas y queridos compatriotas, convencida de mis propósitos, ideales y limitaciones personales, pero segura de la calidad de mis colaboradores y del apoyo del pueblo de Costa Rica, que merece lo mejor de nosotros.

Nuestro compromiso, costarricenses, es vivir así, con este coraje, con esta ilusión, con este sentido del tiempo y de la dignidad personal pero en crisis nacionales saldré del país para refrescar un poco la mente lejos de los problemas.

Estén pendientes de mi Facebook y mi Twitter, ahí daré cuentas de lo que pasa, y de las decisiones siempre bien guiadas por el No-diálogo y No-apertura. Oprimiremos y venceremos.

Muchas gracias y que Dios y la Virgen de Los Ángeles nos ilumine y bendiga.