toma de las decisiones más trascendentales, aquellas que nos definen como nación y que hacen historia.
 
3. En la vía costarricense siempre ha imperado la sensatez y el diálogo. Esa ha sido una de nuestras fortalezas como nación. Creo que los costarricenses se merecen que nosotros honremos ese legado, dejando de lado las amenazas y advertencias. Debemos custodiar esa herencia que es la que nos ha resguardado de la división y la guerra que impera en tantas partes del mundo.  Ahora marcharemos a la sede del Poder Legislativo para hacer patente nuestro desagrado por la lesión que se le infirió al Poder Judicial costarricense, lo haremos en silencio y  respeto, con el firme convencimiento de que sabremos como país encontrar una solución viable a la situación, solución con la que se logre sanar esa lesión.


6. A los Diputados y Diputadas les digo que he escuchado con atención la voz de la Asamblea Legislativa sobre la necesidad de mejorar deficiencias en la justicia. Ese, puedo decirles, es un anhelo compartido. Yo soy el primero en reconocer con humildad que es necesario replantearse temas y superar retos, pero creo que el camino para ello es construir juntos dentro del marco institucional, como siempre se ha hecho. Nosotros también necesitamos ser escuchados y apoyados en aquellas reformas que hemos venido planteando y discutiendo durante años. Asimismo, puedo asegurarles que tenemos oídos atentos para la razón, pero no encontraran eco en los caminos de la sinrazón.

7. El lunes después de mi intervención en Corte Plena recibí un mensaje de uno de mis hijos que me decía que se sentía orgulloso de que yo fuera su padre.  Ahora yo les digo a ustedes, con el mismo amor que me lo dijo mi hijo, me siento muy orgulloso del Poder Judicial del que formo parte. Estoy orgulloso de ustedes por la lucha cívica que han dado estos días, por la expresión de unidad que se ha logrado, por el corazón del pueblo que han sabido conquistar.
 
8. Finalmente quiero asegurarles que esta indignación que hemos manifestado, tantos ciudadanos, servidores judiciales y nosotros los magistrados de esta Corte, no es para defender privilegios, ni disimular errores. Nos mueve más bien la  defensa firme  de la dignidad de la judicatura, del derecho a disentir sin ser sancionado en la aplicación de la ley, nos mueve el derecho a no ser amedrentados o amenazados en el ejercicio sagrado de nuestro mandato de administrar justicia. Nosotros los jueces sólo nos debemos a   la Constitución y la Ley y que quede claro que a ella y a nadie más, nos sometemos.
 
9. La nuestra es una justa causa, marchemos con orgullo con la frente en alto, pues con nosotros camina el anhelo de un pueblo entero.
 
Muchas Gracias