Lo más seguro, la cantidad es bastante numerosa, tan cuantiosa, que las autoridades prefieren no reflejarlo en las estadísticas oficiales, ni hablar de ello públicamente, con el propósito de fingir sus existencias. De igual manera como ocultaron la mía, con mi propia complacencia, y silencio de complicidad.

A cualquier joven desempleado le interesa mas obtener un trabajo, y la oportunidad de estudiar, que ver mejoras en la señalización de las vías, compra de helicópteros, construcción de una trocha a lo largo del Rio San Juan, inversiones publicitarias para mejorar la imagen de la Presidenta de la República, etc.

Por haber sido en algún momento uno de ellos, se los puedo asegurar, y si alguien cree que estoy diciendo esto simplemente por “joder”, pregúnteselo a cualquier jovencito(a) desempleada. Con la misma procacidad con que se les solicito sus votos, en la última campaña electoral.

Se dice con frecuencia que en nuestro país sobran las leyes. Sin embargo, no hay ningún recurso legal disponible que proteja a los jóvenes entre los 17 y 24 años de edad. No hay legislación que les garantice un trabajo, y la posibilidad de estudiar, como alternativa al camino de la delincuencia y la drogadicción.

Estoy muy consciente que este tipo de comentarios no son del agrado de quienes ejercen los cargos públicos en los gobiernos locales y nacionales. Pero el bienestar de nuestra juventud, está muy por encima del sentimiento de los funcionarios públicos.

Aunque perciben como inapropiado este tipo de comentarios, porque es muy probable que estén dando sus mejor esfuerzos en el ejercicio de sus funciones, atendiendo largas reuniones, viendo grandes proyectos, etc.; y bajo esas circunstancias las críticas no son bien recibidas. Es necesario hacerlo y recordarles que aun les falta mucho camino que recorrer.

Además, con mucha frecuencia se les olvida que la eficiencia en función pública, no se mide por los esfuerzos del funcionario sino, por los resultados de sus gestiones. Igualmente, por estar tan ocupados atendiendo cosas a sus juicios “muy importantes”, el trabajito que necesitan los jovencitos del barrio, pasa por desapercibido.

Pero solo aquellos que han caminado en los zapatos de esos muchachitos y jovencitas, saben lo que magullan los caites, Y muchos de los han tenido que curar las ampollas que dejan, una vez “montados” o bien, superado esa etapa de sus vidas, prefieren no recordarse de ello.

Por eso, solo quiero recordarles, que los Reeboks magullan con mucho más severidad hoy, que los caites de ayer. Y tienen que interesarse más por los jóvenes, porque son los más vulnerables, y representan el futuro de nuestra provincia.