Un aumento arbitrario en el valor fiscal de los vehículos y un desproporcionado aumento al seguro de los motociclistas, ha desencadenado en protestas y recursos de amparo ante la Sala Constitucional. Un intento por sacar de esa Sala a uno de los magistrados más transparentes como si se tratara de un juego de poderes, también provocó una serie de protestas, incluso donde jueces, magistrados y empleados judiciales de todo el país participaron. Represión policial en una marcha pacífica en defensa de nuestra seguridad social, también desató el repudio popular y la organización de nuevas protestas. Y es que la negativa del gobierno a escuchar a sus gobernados ha hecho de la protesta popular y las marchas una forma de GRITO, en donde el pueblo insiste en que sea tomado en cuenta en las decisiones país que nos afectarán a todos, tal y como lo demanda una verdadera democracia.

Durante años, nuestro país y los gobiernos fueron creando instituciones e instancias para que nuestro régimen de derecho funcionara apropiadamente y hubieran mecanismos de defensa a los ciudadanos y que además fueran obstáculo a la corrupción evitando que el poder fuera absoluto, sin embargo con el pasar del tiempo los resultados no son los esperados o son contrarios al objetivo. Hoy pareciera reinar la corrupción y que dichas instituciones nos carcomen y se han vuelto contra nosotros. ¿Pero por qué?
 
Al igual que un organigrama empresarial de tipo piramidal, el “poder” usa una distribución similar, entendiendo que el “poder” no es sinónimo de política y que generalmente usa la política y a los políticos para lograr sus grandes objetivos. En Costa Rica, ese “poder” ha usado una corriente política para posicionarse y secuestrar no sólo un partido sino que todas esas instituciones que hoy sentimos están en nuestra contra, es decir que ese “poder oculto” tiene secuestrado el país entero, y eso se evidencia claramente cuando un gobierno trata de separarse de ese “poder” sin darse cuenta que tan sólo se ha apartado de un “intermediario” pero que no se ha podido apartar del verdadero “poder” que es quien verdaderamente manda.
 
Algunos han descrito ese hecho como “gobierno paralelo”, y es una muy cercana descripción a la realidad. Ese gobierno oculto o “poder” es muy fuerte y poderoso porque lo integra el “poder económico empresarial”, los grandes capitales que en la actualidad ya no son exclusivamente nacionales, sino que ahora son regionales y por eso es que ese “poder” se ha vuelto incontrolable.
 
Los grandes capitales nacionales se han asociado a los grandes capitales salvadoreños, guatemaltecos e incluso a otros grandes capitales suramericanos que hoy controlan prácticamente nuestra economía, nuestro desarrollo y por ende controlan también el gobierno.

Con todo esto no pretendo justificar el pésimo actual gobierno, porque ofreció “firmeza y honestidad”, dos ingredientes básicos con los que hubiera podido llevar un gobierno que balanceara las cosas y nos protegiera de ese “poder” que sencillamente siempre traspasará valores para lograr sus propósitos de expansión aunque eso signifique empobrecer a un pueblo entero.
 
Cerramos año con una campaña política adelantada donde figuras viejas y nombres nuevos comienzan un camino rumbo al 2014. Nombres y partidos que aspiran a gobernar éste país durante cuatro años y todos nosotros lo que deberíamos cuestionarnos es ¿para qué?. Lo que nos debe motivar es esa respuesta… ¿para servirle a ese “poder”, o para defendernos de ese “poder”?
 
Y es que si analizamos correctamente éste y varios gobiernos para atrás, no es tan difícil determinar lo que han hecho, ¿se sometieron a ese “poder” o gobernaron pensando en la mayoría?
 
La respuesta a esas sencillas preguntas son las que nos deben guiar para actuar correctamente y no cometer los errores que como pueblo hemos cometido en el pasado. Debemos demostrar que los fracasos nos han hecho madurar y hoy entendemos mejor la realidad y que por eso vamos a enmendar esos errores.  Ya es hora de no dejarnos llevar por grandes campañas publicitarias y mucho menos por promesas que no se van a cumplir nunca. Es hora de que Costa Rica fije su propio camino y de decirle NO a ese “poder” oculto que nos lleva por el rumbo que les conviene a ellos y nos empobrece a todo el resto. Es la hora de pensar en la "Tercera República" pero basada en nuestra propia identidad y el modelo solidario que alguna vez tuvimos y que nos hizo sobresalir entre el resto de naciones, y eso no será posible si nos siguen gobernando testaferros de ese "poder".