Muñoz destacó que el crecimiento económico ha sido más en cantidad que en calidad, por lo que hay rezagos en empleo, inclusión social, crecimientos urbanos con fracturas sociales y clases medias vulnerables.

Recalcó que a ello se suma que “la familia, la escuela y la comunidad han perdido fuerza como tensores sociales que permiten desarrollar formas positivas de convivencia”, y que “la inseguridad ha reconfigurado el tejido social en las sociedades latinoamericanas”.

Además, subrayó que hay una “multiplicación y agudización de las amenazas a la seguridad que limitan limitan gravemente las capacidades y libertades de los latinoamericanos”, no solo por parte del crimen organizado como por delitos comunes que se cometen en las calles.

El directivo de Naciones Unidas puntualizó que como resultado de todo ello, entre 2000 y 2010 la tasa de homicidios de la región creció 11 por ciento, mientras que en la mayoría de las regiones del mundo descendió.

Sostuvo que si se toman datos desde los años ochentas, los robos se han casi triplicado en los últimos 25 años, y que uno de cada 10 robos se producen con violencia, en su gran mayoría a través del uso de armas de fuego y uno de cada 10 han sido víctima de violencia intrafamiliar.

“En un día típico en América Latina 460 personas sufren las consecuencias de la violencia sexual; la mayoría son mujeres”, aseguró.