Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Precisamente, para desempeñar estas funciones, las Fuerzas Armadas deben contar con el personal, los medios y los recursos precisos, cosa que no está sucediendo en este momento. Las carencias en los mismos es a lo que ha aludido el Rey en el discurso de la Pascua Militar cuando enfatizó que “la actual crisis económica actúa como una amenaza a la seguridad” por lo que “resulta primordial priorizar el esfuerzo para mantener las capacidades militares que garanticen una disuasión verosímil en defensa de los intereses de España”.

Nuestro país no se puede plantear desempeñar ningún papel relevante en la sociedad internacional globalizada yendo de barato, como dice recientemente el profesor Luis V. Pérez Gil en su libro “Elementos para una teoría de la política exterior” (2012). Este gobierno, como cualquier otro, debe ser consciente de que la seguridad nacional no es una cuestión circunstancial en el ejercicio de las potestades y competencias de los poderes públicos, sino que es su objetivo principal, porque el mantenimiento de la seguridad es la mejor manera de garantizar el crecimiento y desarrollo económico del Estado.

La cicatería que han mostrado los sucesivos gobiernos democráticos con las Fuerzas Armadas durante la etapa democrática no ha hecho mella, sin embargo, en la imagen que tienen los ciudadanos de sus Ejércitos, que se ve refrendada con la máxima valoración en las encuestas que periódicamente realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas sobre las instituciones públicas.