soldados de carne y hueso sino esos drones con licencia para matar como los Predator y Reaper, fabricados por General Atomics en California.

Es indudable que Obama prefiere ese nuevo tipo de guerra sin cuartel en la que, además de abatir al enemigo, se mata a civiles inocentes y en la que el bando más poderoso no arriesga a su gente, reemplazada por letales robots teledirigidos; en la que supuestamente se lleva a cabo para “prevenir” ataques por parte de Al Qaeda y grupos yihadistas.

Las muertes de civiles mencionadas son denunciadas incluso en EEUU. Por ejemplo, el 2 de enero del año en curso la jueza Colleen McMahon, ciudadana de ese país, denunció que algunas acciones que el Gobierno estadounidense proclamaba como legales eran incompatibles con la Constitución y las leyes de Estados Unidos.

McMahon citada en el artículo intitulado “El país de las maravillas no existe”, del periodista argentino Pedro Brieger, de esa manera se refirió a las miles de personas inocentes, entre estas un gran número de ancianos, mujeres y niños, asesinadas con ayuda de aviones no tripulados en Pakistán, Afganistán, Somalia y Yemen entre otros.

Pero pese a esa denuncia como tantas otras, hechas también por defensores de Derechos Humanos, la muerte de personas inocentes en ese nuevo tipo de guerras irá en aumento pues, para el año 2030, EEUU planea “dronizar” su flota en un 50 %.

Además de ello, cabe señalar que sin que la ciudadanía estadounidense se dé cuenta, sus niños que actualmente tienen entre diez y once años se la pasan sentados divirtiéndose con videojuegos sobre guerras y asesinatos virtuales que abundan en ese país y como consecuencia resultarán preparados psicológicamente para cometer ese tipo de crímenes operando fácilmente aviones no tripulados.