juntas directivas de instituciones bancarias   y durante su gestión no hicieron nada por romper con la entrabada democracia costarricense. Gravísimo que no hubiera una, al menos una mujer notable cuando hay de sobra en este país pero no necesariamente están en el Gobierno.  Tampoco estuvieron representadas las minorías étnicas, raciales, de orientación sexual, indígenas, etc.

Costa Rica es un país sobre diagnosticado y no resultan nuevas las recomendaciones que dan en el informe, pues los (as) costarricenses, independientemente del grado académico, sabemos  la problemática que enfrenta nuestro país. Sin embargo, más allá de la supuesta ingobernabilidad de Costa Rica, el principal problema de este país, lo que realmente nos tiene postrados es la enorme, creciente e impune corrupción que ha generado miles de millones de dólares de pérdidas, el descrédito de la política y el desgano de la población por intentar cambiar las cosas ante la desilusión que siente la sociedad por los políticos mentirosos y corruptos, los que siempre aparecen abrazando y besando durante los procesos electorales y luego se suben a sus autos polarizados para no ver a quienes prometieron el oro y el moro. EL PROBLEMA DE COSTA RICA NO ES LA INGOBERNABILIDAD DEL PAIS SINO LA CORRUPCION Y LA IMPUNIDAD. ESTE ES UN PAIS MUY FACIL DE GOBERNAR PERO HAY QUE ELIMINAR LA CORRUPCION, A LOS CORRUPTOS Y A LOS CORRUPTORES.  Pero también el problema de Costa Rica es la cantidad de ineptos que hemos “subido” al poder y lo peor del caso es que a algunos les hemos reelegido y otros pretenden reelegirse en diferentes cargos como un “refrito de manteca de chancho” que con solo verlos dan náuseas. Ellos (as), son los verdaderos responsables de la parálisis que vive el país porque cambiar las cosas implicaría ni más ni menos perder parte de sus privilegios y sus negocios.  Si el dinero desviado por actos de corrupción se hubiera destinado a desarrollar este país, si algunos pocos no hubieran metido sus sucias manos en el dinero de todos (as) los costarricenses y si quienes lo hicieron estuvieran en las cárceles, como una clara señal de cero tolerancia, este país estaría plenamente desarrollado, con una de las mejores infraestructuras públicas de América Latina y con niveles de desarrollo envidiables.  Seríamos verdaderamente la Suiza de Centro América…
 
Sí, es cierto. El país debe cambiar legislación para hacerlo más ágil, más dinámico y que quienes quieran venir a producir puedan hacerlo sin tanta burocracia que espanta a propios y extraños. Es cierto que se debe eliminar todo aquello que implique dualidad en la función pública y que quienes pretendan entrabar los trámites para obtener una “mordida” se vayan a sus casas sin antes irse un tiempito a la cárcel por hacerle daño al país. Es cierto que este país debe hacer una reingeniería en sus instituciones, pero lo que realmente necesita Costa Rica es ponerle fin a la corrupción, es ponerle fin a ese temible y odioso enriquecimiento de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías, es ponerle fin  a todo aquello que signifique desvío de fondos, trochas de engaño, fondos de emergencia saqueados, platinas que han hecho millonarios a unos pocos y un comercio exterior creciente pero con una pobreza que  abraza a poco más de 1 millón de costarricenses que no merecen vivir con 1 $ diario en un país que se jacta de ser la primera economía exportadora de la región. Es la corrupción y la impunidad lo que nos tiene postrados, lo que no permite que el país avance, lo que nos tiene con una de las peores infraestructuras del continente, con un desgano por participar en la política y con un asco hacia los políticos con sus trillados y embrutecedores discursos. Muy loable el esfuerzo de los notables pero el frío no está en las cobijas, mientras existan los niveles de corrupción en las dimensiones que hay, nada ni nadie podrá hacer que este país avance. Costa Rica ya debería estar plenamente desarrollada y algunos de sus políticos y algunos empresarios  plenamente encarcelados por corruptos, corruptores y sin vergüenzas.