Desde el viernes en la noche, los medios de comunicación estadunidense reportaron el ataque israelí, citando a funcionarios del gobierno de Washington.

A principios de esta semana, el líder de Hezbollah, el jeque Hassan Nasrallah, afirmó que si es necesario, su grupo podría ayudar al presidente sirio Bashar Assad, en su lucha contra los rebeldes opositores que buscan expulsarlo del poder.

El ataque israelí también se produce ante los renovados temores de que Siria podría estar utilizando armas químicas contra las fuerzas de oposición.

Mientras tanto, el senador republicano Lindsey Graham de Carolina del Sur, fue citado el viernes por la prensa estadunidense, cuando en una reunión pública, aseguró que Israel había bombardeado Siria.

Graham, quien es miembro del Comité de Servicios Armados del Senado, hizo estas declaraciones en la cena de recaudación de fondos del Partido Republicano de Carolina del Sur.

El Estado judío ha dejado claro que está dispuesto a recurrir a la fuerza para impedir que las armas sirias, incluyendo arsenal químico, lleguen a Hezbollah o rebeldes islamistas.

El objetivo del bombardeo del viernes no fue una instalación siria de armas químicas, aseguró una fuente de seguridad regional.

El ejército de Líbano había dicho en una declaración anterior, que aviones de combate israelíes habían sobrevolado el espacio aéreo libanés durante varias horas ayer viernes.

El presidente libanés, Michel Suleiman, denunció los vuelos y acusó a Israel de violar el derecho internacional.

Por otra parte, en Costa Rica, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que no contempla un escenario que implique el envío de tropas a Siria, si bien ha insistido en que Washington no ha descartado ninguna opción.

Obama ha indicado que los líderes regionales con los que ha consultado la situación han mostrado su conformidad con dicha postura, aunque existe el temor del presunto uso de armas químicas por parte del gobierno de Bashar al-Assad.

En una rueda de prensal, el presidente insistió en que Washington no permanece impasible mientras espera que se investigue si se han usado armas químicas en el marco del conflicto.

"No estamos esperando. Estamos trabajando para aplicar toda la presión que podemos sobre Siria", sostuvo.

Naciones Unidas calcula que desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el gobierno de Al Assad, unas 70 mil personas han muerto a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes.