En Estelí se trató de allanamientos de ferreterías por sospechas de lavado de dinero, pero el próximo lunes puede ser en las haciendas de Chinandega por sospechas de narcotráfico y se lanzan a buscar las caletas en las que esconden la cocaína y cuando golpearon a los empleados, encarcelaron al mandador y fueron a sacar al country club al propietario de la hacienda, la misma sor Aminta vuelve a decir su embaucador discurso, sueltan a los sospechosos, regresa el propietario a seguir libando Chivas Regal y perdón porque aquí no ha pasado nada.

Claro que ha pasado todo. Los afectados no vuelven a ser los mismos y si había una brizna de descontento en las mentes de los propietarios, desapareció por arte de temor y la servidumbre se agiganta.

No lo invento yo, lo dicen en la televisión y en los diarios y si bien es cierto que la situación de Chinandega no se ha vivido, la de Estelí sí y con una basta para que entiendan todos.

En Chinandega teníamos un manager de baseball que cuando ya no aguantaba las barbaridades que cometía el señor ampire de home, se dirigía al cátcher y empezaba a mentarle la madre para que no lo expulsaran del juego.

Así está la dictadura orteguista, le dicen a Estelí para que entiendan los cafetaleros de Matagalpa y Jinotega, los ganaderos de Chontales y Boaco, los cañeros y maniseros de Chinandega y todos los comerciantes de Nicaragua.

Nicaragua es una Polonia invadida por el fascismo orteguista y si aquí no nos van a llevar las hordas de la Gestapo a  cremarnos en los hornos de Auschwitz, nos van a asesinar civilmente las hordas de la AUF.

El fin es el mismo, sacarnos de circulación y convertirnos en cadáveres vivientes.