últimas moradas al ver el modo descarado en que su alumna destacada hace uso del derecho.

Tomando partido descaradamente en política, está quebrando todo sentido de justicia e imparcialidad, la presidenta de facto se presta a todos los juegos que le ordena el dictador Ortega, sin importarle su dignidad de abogada, su honestidad de funcionaria pública y el respeto que debe tener por el pueblo nicaragüense. Simplemente se convirtió en una muñeca parlante manejada por el ventrílocuo que le da voz. Para ella no hay justicia, solo obediencia ciega a una persona que se matriculó en la UCA y estuvo seis meses en sus aulas, en donde, según el Rector de entonces, Dr. Juan Bautista Arríen, por lo único que se destacó fue por haber llegado de finalista en un concurso de oratoria, con un tartamudo de contrincante. Arríen dice que ganó el tartamudo, porque con toda seguridad era Demóstenes encarnado y así le logró ganar al que apenas susurra.

Pero el centro de este escrito es la Dra. Alba Luz Ramos Vanegas, quien acusó de artista barato al periodista agredido por los mastines de Solís y Rosales y Ramos y etcétera, etcétera. Protege al agresor y se mofa del agredido con todo el descaro que da la impunidad. Ella sabe que mientras cumpla las órdenes de Ortega y Murillo, puede hacer lo que le dé la gana sin esperar retaliación alguna de parte de las autoridades. Esa es la llave para seguir de forma vitalicia en el cargo que le da dinero, poder, pero no legalidad, ni dignidad, ni honestidad.

Vieron el final de los allegados a la dictadura somocista, vieron como a unos los mató la ira popular y otros  terminaron en el exilio, pero ellos creen que van a poder salir ilesos después de los delitos y los abusos.

Totalmente equivocada Dra. Ramos. La historia nos cuenta el final de los abusivos.

¿Se considera usted una abusiva?