9 de junio de 2013.-  Y para no caer en malos entendidos, me refiero al gobierno inconstitucional de José Daniel Ortega Saavedra, jerarca del FSLN y máximo líder, con calidad vitalicia, del orteguismo, hijo del somocismo al que ya logró superar sin haber estado ni la mitad de lo que estuvo en el poder la estirpe sangrienta.

Daniel Ortega, no ya como Presidente de la República, sino como amo y señor de la hacienda Nicaragua, está desbaratando todo vestigio de derecho y de justicia. Su presidencia se ha convertido en la corte de un rey absolutista y sus colaboradores en vulgares vasallos que le obedecen con el parpadeo de un ojo. ¿Hay que cometer una tropelía judicial? Lo único que tiene que hacer es llamar a la CSJ donde sus magistrados vasallos cumplen sus órdenes al pie de la letra. ¿Hay que liberar a un mafioso? El teléfono rojo se comunica con el juez de la causa y al día siguiente el mafioso está en su casa. ¿Quiere comprar el apoyo de los militares y policías? Le ordena a la PGR que invada un terreno valioso frente al mar y desaloje a sus propietarios.  Cuando hay inquietud en la granja, lo único que tiene que hacer es implementar el método de la novedad para que sus habitantes se calmen. Así sacó a relucir la puesta en órbita de un satélite propio de Nicaragua, la construcción del sueño de Bolívar y según sea la inquietud, así es la magnitud del señuelo que pone ante los ojos de los nicaragüenses.