tiadas por la situación financiera en sus hogares y es esa gente promedio la que trabaja largas jornadas para que el país produzca, y tampoco tomó en cuenta que es esa “gente promedio” la que le da el voto en las urnas a un partido para que llegue al poder.

Retomando las raíces de la palabra se ve que esto no es así y que muchos, de los que se denominan hoy en día “políticos” sólo son “oportunistas”, ya que no responden a lo que le concierne a los ciudadanos ni al Estado, sino que a sus intereses propios.
 
Lo cierto del caso es que la política es cosa de todos, es cosa de los ciudadanos que conformamos el Estado. La política o el gobierno no admite espacios en blanco o vacíos y todos los puestos serán ocupados, y está en nosotros que esos puestos sean ocupados por las mejores personas o sean ocupados por “oportunistas”, y para eso sólo hay un camino posible: “participando de la política” y no dejando a otros esa tarea y obligación ciudadana.
 
Es que la política debe entenderse como aquello que nos va a ayudar a tomar acuerdos orientados a mejorar la calidad de vida de todos sin importar lo desvirtuado que el concepto pueda estar o lo que los “políticos” hubieren hecho en el pasado…, siempre hay esperanza y siempre hay un amanecer, y podemos hacer de la política algo puro que busque siempre el bien común, pero se debe tener claro que eso solo será posible en la medida en que “el ciudadano promedio” se involucre en el proceso, es decir cuando se democratice la política y deje de ser exclusiva de los políticos, o mejor dicho, de los oportunistas.
 
Es muy bueno y sano que existan diferentes corrientes de pensamiento, e incluso que dentro de esas corrientes se den opiniones contrarias, sin embargo se supone que los seres humanos no debemos librar una guerra cada vez que existan opiniones encontradas, y para eso es la política, para buscar acuerdos que beneficien a todos los ciudadanos.
 
Bien lo dijo el mexicano Benito Juárez, “El respeto al derecho ajeno es la Paz”.
 
Estamos a menos de ocho meses de ir una vez más a las urnas, a elegir a los gobernantes que conducirán los destinos de la patria por 4 años, y eso debe acrecentar la discusión y el intercambio de opiniones, que no tienen por qué ser ni salidas de tono, ni mucho menos hirientes o maleducadas, porque eso si que perjudica el análisis sano y positivo para convertirse en hiedra venenosa que finalmente solo empeorará las cosas.
 
Gente promedio o labriegos sencillos: ¡vamos todos a participar de esa discusión política!
 
Informémonos, veámosle los ojos a aquellos que suelen hacer demagogia con promesas que nunca cumplirán, veamos cuales han sido los resultados de su grupo político cuando han gobernado sin que eso nos ciegue a nuevas propuestas, porque gente honesta es casi más seguro encontrarla en una nueva propuesta que en esos que han hecho de la política una profesión, y sepamos de esa forma escoger a la mejor gente para que gobierne en la próxima administración.