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''La abuela y el abuelo de la posmodernidad'' - TicoVisión |
Publicado en 09/07/13 a 14:54:43 GMT-06:00 Por Administrador |
Así como nadie nos preparó para ser padres y madres, tampoco hay una escuela para ser abuelos y abuelas, sobre todo de niños, niñas y adolescentes que a menudo, tienen más información y habilidades en ... Por Msc. Mario A. Víquez Jiménez * 9 de julio de 2013.- Si algo caracteriza la posmodernidad, es lo vertiginoso del conocimiento, la globalización de los fenómenos sociales, el cambio radical en las comunicaciones y la vorágine de la informática. Pero sobre todo, en los nuevos estilos de vida familiar que conllevan la crianza de los niños y niñas. Donde ambos, padre y madre, deben trabajar y competir en una sociedad, con cada vez mayores exigencias de índole académico, laboral y personal, incluso hasta de tipo estético. Padres multi-ocupados y sobre demandados, donde no siempre queda claro el lugar de los hijos. Realidad que sorprende y atropella por igual, pero en particular, a los que pasan de 50 y más, y ya son abuelos y abuelas. Así como nadie nos preparó para ser padres y madres, tampoco hay una escuela para ser abuelos y abuelas, sobre todo de niños, niñas y adolescentes que a menudo, tienen más información y habilidades en materia de informática y por ende de acceso a la información y comunicación. Se invirtió la pirámide tradicional del conocimiento y los más jóvenes “saben más” que sus padres y ni que decir de sus abuelos y abuelas. Niños y niñas que vienen con el “Chip incorporado”, y son los encargados de ayudar a los mayores en el manejo de celulares y toda clase de aparatos y tecnología que nos rodea. En un revelador estudio sobre “Prácticas y Patrones de Crianza en Costa Rica” realizado por UNICEF-PANIAMOR en el 2010, se determinó que el 70% de las familias costarricenses requieren de ayuda para cuidar o educar a sus hijos e hijas. En un 29% lo hace la abuela y en un 9,1% el abuelo. Ambos abuelos, representan un 40%, convirtiéndose en el apoyo social de cuido más significativo. Se trata en un 44% , del cuido de un niño, en un 34% de dos y en un 20% de tres o más. Tarea que realizan probablemente en un 62% de los casos, todos los días y en un 19%, algunos días a la semana. Aún cuando las abuelas fueron siempre un apoyo, esta realidad no está desligada en la actualidad, del costo y la falta de ofertas viables en las opciones de cuido, dentro de una crisis económica. Es decir, estamos en una sociedad donde las abuelas y abuelos volvieron a ser esenciales en el cuido y la educación de los niños y niñas. Lo que obliga a reflexionar e investigar a profundidad sobre el “el ser abuelos y abuelas” en la sociedad actual y sus repercusiones en la crianza de las nuevas generaciones. Enfoque que debe hacer un balance desde “la causa de los niños y niñas”, sin que con ello se deje de reconocer lo que esto significa para las abuelas y abuelos. En la visión idílica de las representaciones colectivas y probablemente en algunos estratos sociales, el abuelito y la abuelita aparecen como los buenos viejitos a los que se va a visitar de vez en cuando, en una vida sosegada sin mayores apuros y que se dedican a “chinear” y “alcahuetear” a sus nietos y nietas. Pero esta no es la realidad generalizada. En las condiciones actuales no se debe minimizar ni invisibilizar el papel de abuelas y abuelos. Tenemos desde las activistas políticas de las Abuelas de mayo Argentinas, hasta las múltiples mujeres y algunos hombres, que silenciosamente, tienen que asumir, todos los días a sus nietos y nietas. Esto abre algunas interrogantes a resolver. En primer término, la pregunta sobre la disposición real, capacidad y conveniencia de que los abuelos y abuelas tengan que asumir la responsabilidad social del cuido de sus nietos y nietas, que obliga la realidad actual. Así como puede haber una gran disposición y competencia y hasta sacrificio, también nos podemos encontrar con la situación contraria, de una abuela o abuelo que no tiene las condiciones y fuerza para asumir esta responsabilidad. En todo caso, el ideal debería ser que el ser abuelo o abuela a cargo de nietos, sea una opción libre y voluntaria y no mediado por la necesidad que a menudo puede acarrear consecuencias negativas. Sin duda, la experiencia de ser abuelo o abuela, en condiciones no tan apremiantes como las que dicta la posmodernidad, es una condición privilegiada de relación, que es insustituible para transmitir la sabiduría que pueden dar los años y ofrecer una visión del mundo que podría quedar perdida. ¡Cuán importante es para los niños y niñas frecuentar la generación de sus abuelos! Sin embargo, corresponde a la política pública, estudiar y replantear las condiciones actuales donde es necesario pensar en una verdadera red nacional de cuido con cobertura y calidad, y seguir trabajando en la apertura de más opciones, para que los abuelos y abuelas tengan condiciones para ejercer de mejor manera ese hermoso acto de amor. Ser abuelo o abuela, como lo señala la psicoanalista infantil Francoise Doltó, no es entrar en competencia y rivalidad con los padres, que deben ser quienes dicten y asuman las pautas finales en la crianza y corrección de los niños y niñas. Y recordar que chinear a los nietos y nietas no siempre significa amarlos. El amor no es chantaje, ni pérdida de límites, ni rivalidad o competencia con los padres y madres. El amor es la paciencia y el respeto hacia los propios hijos y hacia los nietos y nietas. * Msc. Mario A. Víquez Jiménez: Prof. Catedrático en Psicología Criminológica de la UCR. Ex-Presidente Ejecutivo del PANI. Ex director del Area de Niñez y Adolescencia de la Defensoría de los Habitantes. |
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