Al comienzo existía el universo vacío y sin movimiento. Dios moraba en su seno celestial, pero un día de aburrimiento puso sus ojos sobre este minúsculo planeta y decidió jugar al creador. Había oscuridad y dijo, hágase la luz y la luz se hizo. Y lo que vio le agradó y pensó, pongámosle mares y lagos y ríos y dijo, háganse los mares y los ríos y las aguas de los mares y los ríos se hicieron. Entonces Dios siguió en su entretenimiento y creó las plantas y los árboles y las flores y las especies alimenticias y pobló los cielos de pájaros de todas las clases y el suelo con animales de toda especie y cuando todo ese portento de naturaleza estuvo construido, sintió la necesidad de dársela a alguien y tomó un trozo de barro e hizo una figura que sería el hombre y su trabajo fue tan perfecto, que le regaló el soplo de su aliento y le dijo, razona y habla y muévete y ríe. Y así fue creado el primer hombre del planeta que Dios le llamó Tierra.

Sabiendo que Dios no se cansa nunca, se dice que Dios descansó y dejó al hombre en el reino que le había construido. Pero Dios se acordó un día del paraíso que había creado y se dio una vuelta y vio al hombre feliz en su soledad y aburrimiento. Entonces dijo, el hombre necesita compañía y en lugar de hacer otra figura e infundirle vida, puso a dormir al hombre y le sacó una costilla y con la costilla construyó otra figura igual pero distinta y despertó al hombre y le dijo, he ahí a tu compañera.

Desde ese momento la mujer firmó su sentencia de muerte, de sufrimiento, de inferioridad, de debilidad, de sometimiento y de dependencia.

En todas las civilizaciones que se fueron formando a lo largo del tiempo, la mujer siempre estuvo en un plano inferior. Los judíos, los cristianos, los musulmanes, los budistas y todas las civilizaciones, con excepción de la de las amazonas, trataban a la mujer como un ser inferior. La hacían caminar detrás de los hombres, la rechazaban por impura los días de la menstruación, la convertían en vacas, o en yeguas  de los harenes de los poderosos, la estigmatizaban por sus pecados, las quemaban por brujas y las asesinaban y como que nada había pasado.

El libro de libros la esclavizó y la trató como propiedad exclusiva de los hombres y fue hasta la venida del Mesías que la reivindicó pero sin liberarlas de los males.

Y todo porque salió de una costilla del hombre y no de una figura diseñada para ella.

La mujer ha tenido que luchar mucho para ir alcanzando los derechos que siempre le pertenecieron, pero por ser una parte del hombre, no ha terminado de recuperar.

Todo por ser costilla del muñeco y no muñeco entero. Es mejor la teoría de la evolución de Darwin, porque de acuerdo a ella, ambos fuimos bacterias, ambos fuimos guarazapos, ambos anduvimos en cuatro patas y ambos fuimos alcanzando la erección corporal a medida que íbamos perdiendo el pelo, hasta llegar a ser los hombres y las mujeres que hoy caminamos por el mundo.

Por darnos ese origen, Darwin fue castigado a no ser leído entre los súbditos del soplo divino.