un asunto de inteligencia más que de bravuconadas y temeridad. El Arte de la Guerra de Sun Tzu y el Bushido Japonés, y muchos otros libros sobre este tema, enfatizan la importancia de conocer al adversario y de aprender cómo responderles y vencerlos adaptándose a ellos y sus circunstancias y aprovechando, no solo sus debilidades sino, y principalmente, las fortalezas que tenemos a nuestra disposición. En el libro de Los Cinco Anillos de Miyamoto Musashi, que es parte del Bushido, hay un ensayo muy ilustrativo titulado PARAR LAS SOMBRAS, el cual aplica de forma perfecta a lo que Costa Rica ha vivido estos días y a la forma correcta y firme como fue contestada por nuestro gobierno la estrategia agresiva del gobernante nicaragüense de MOVER LAS SOMBRAS o GOLPEAR LA HIERBA PARA ASUSTAR LAS SERPIENTES, también detallada en ese mismo libro.

Hay un hecho que debemos de tener claro, no solo por lo irrebatible, sino porque su justificación histórica es incuestionable: debemos de entender sin lugar a NINGUNA duda que Daniel Ortega y su gobierno, por más que lo quieran maquillar secuaces y propagandistas, NO es amigo de Costa Rica. El pueblo de Nicaragua es un pueblo hermano pero su gobierno no es un gobierno amigo. Esto tenemos que tenerlo DIAFANAMENTE claro para no caer en una xenofobia absolutamente injustificada. Y también debemos de tener totalmente claro que, al interior de nuestro país, el gobierno de Nicaragua tiene aliados y quintacolumnistas prestos no solo a apoyar sus diatribas y agresiones sino que, y es lo más repudiable, a justificarlas para desviar nuestra atención como si todo este continuado conflicto fuese un juego que es producto de intereses supra empresariales y supra políticos ligados con las élites políticas de ambas naciones. En otras palabras: es a Costa Rica, para satisfacer los intereses de una empresa como MECO, la que le interesa mantener el conflicto con Nicaragua de forma latente, dando a entender con ello que tanto nuestra presidente, como a grupos específicos de nuestros partidos políticos (no solo del PLN) con obscuras conexiones en Nicaragua, les conviene que este conflicto se mantenga y se perpetúe. Y es por ello que burlonamente apuestan a que nada va a pasar, que todo esto es solo juegos de políticos y empresarios corruptos desviando la atención nacional e internacional de sus espurios manejos...

Esta una apuesta burda y ridícula así como estúpido hubiese sido que cualquiera con medio gramo de mostaza como cerebro la hubiese aceptado. Esta es, ni más ni menos, otra forma de trivializar y revestir de teorías conspirativas asuntos de larga data y de suma importancia nacional con el exclusivo fin (más allá del egocéntrico) de desviar el enfoque sobre lo que realmente importa: NICARAGUA tiene un gobierno (que se ha perpetuado en el poder) que no es un gobierno amigo de Costa Rica y que, además, es agresivo, expansionista, militarmente poderoso, ideológicamente opuesto a nuestra idiosincrasia y, sobre todo, con una mentalidad de resentimiento histórico que es un peligro latente para Costa Rica y la región. El mismo hecho de que la resolución de una crisis como la de Isla Portillo, y las subsecuentes denuncias presentadas por Costa Rica tanto en la OEA como en la ONU, terminara en la Corte Internacional de Justicia de La Haya despedaza como piñata semejante elucubración…

Esto también desvía la atención de la excelente y enérgica respuesta de nuestro gobierno a la actual crisis provocada por el gobernante de Nicaragua, así como de la obligación de cerrar filas alrededor del mismo como pueblo amante de la paz pero no COBARDE. La actitud de ver todo de forma negativa, de desvirtuar y desinformar no puede ser catalogada de otra forma que como antipatriótica. Estas actitudes también nos desvían de otro foco de atención vital, como lo es el deber de organizarnos como sociedad y estar preparados de forma perenne para saber responder ante estas continuas agresiones, ya sean verbales o territoriales, de forma tal que se entienda que Costa Rica NO es NI está indefensa. Tenemos que preparar nuestra policía de forma moderna, equiparla con instrumentos operativos modernos, educarla, profesionalizarla y pagarle lo que realmente vale su servicio y dedicación. Esto, de ninguna manera, significa que tenemos que militarizarla, pero sí que esté debidamente preparada para que ante agresiones a nuestra soberanía sepa reaccionar y actuar si fuese necesario. Asimismo, la sociedad civil joven (y no tan joven) debe de ser educada de forma efectiva en historia patria y en disciplina civilista y, además, concientizada por medio del trabajo social obligatorio y ad honorem de al menos 6 meses, de que a nuestro país se le ama y no porque haya libertad de pensamiento y expresión, se le critique y ataque institucionalmente en circunstancias como las que hemos vivido recientemente. No hay nada que beneficie más a un enemigo que la división interna de su contrincante. Nuestras diferencias se deben de quedar con nosotros y arreglarlas entre nosotros y NUNCA ser ventaja para aquellos que nos atacan desde afuera.

Es realmente inexcusable el querer aprovechar circunstancias como las que recién enfrentamos para llevar caudal a intereses partidistas y electoreros o, en el peor de los casos, para sacar a relucir nuestros resentimientos y odios personales contra nuestra presidenta y lo que ella representa. Es de agradecer que son minorías, aunque tremendamente dogmáticas y escandalosas, lo cual puede ser contraproducente para nuestros intereses como nación. ¡Una dosis, por pequeña que sea, de sano nacionalismo NO le va a hacer ningún daño a nadie!

Es definitivamente gratificante que las cosas no hayan escalado a situaciones y circunstancias más críticas y conflictivas entre nuestras dos naciones. No hay peor enemigo del desarrollo que la violencia y la guerra. No obstante, la apuesta real que debemos de hacer como pueblo es aquella que incluya el prepararnos de forma correcta y continuada para reaccionar de forma tajante y positiva ante ésta y futuras agresiones (porque APUESTO que habrá otras). Debemos apostar por la unión de nuestro país, lo cual no significa que no haya una sana polarización política - esencial para el SANO ejercicio de la democracia – sino que ante la agresión a nuestra soberanía, a nuestra idiosincrasia, a nuestra institucionalidad y a nuestra integridad y honor como nación seamos un solo bloque. Debemos de ser la montaña granítica contra la que se estrelle el continuo oleaje de la agresión externa, provenga de donde provenga. ¡¡¡Debemos apostar POR NOSOTROS MISMOS!!!

Esta SI es una apuesta seria en la que desde YA quiero participar… ¿Ustedes?

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Commercial Manager and CEO at LOAGRI S.A.