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Allende, Morsi y el pinochetismo egipcio - TicoVisión | ||||
Publicado en 23/08/13 a 04:11:53 GMT-06:00 Por Administrador | ||||
De todo ello se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de la nueva ola desestabilizadora mundial originada por causas económicas... Por Germán Gorraiz López * Analista 23 de agosto de 2013.- El caprichoso y cíclico devenir de la Historia, podría hacer que dos presidentes separados en el tiempo y la distancia por 40 años y dos océanos, queden hermanados por la grave crisis económica y financiera que recibirán como herencia, su lucha contra los aparatos de poder de sus respectivos países (establishment) en un contexto de Guerra Fría y la brevedad de sus mandatos. Así, Allende y Morsi pasarán a la Historia por intentar sembrar las semillas de nuevas vías políticas que serán abruptamente segadas “manu militari” (vía chilena al socialismo e islamismo democrático), experiencias pioneras sin hoja de ruta previa y de dificultad extrema para conseguir llegar a la cima de su consolidación y posterior incardinación en la sociedad civil al utilizar solamente cauces pacíficos, institucionales y democráticos como equipamiento básico. Herencia económica: La política económica del gobierno de Allende se basaba en una planificación estatalista de la economía e incluía medidas de redistribución de bienes y servicios , siendo su programa estrella la implementación de una drástica reforma agraria que pasaba por la nacionalización sin indemnización de incontables compañías estratégicas (especialmente del cobre), explotadas por empresas norteamericanas que vieron peligrar seriamente sus intereses en la zona, lo que le granjeó la enemistad del Gobierno de Nixon. Así, ya en octubre de 1.970, la CIA preparó el plan conocido como Proyecto Fulbert, (basado en la estrategia kentiana del palo y la zanahoria), con el objetivo inequívoco de “exprimir a la economía chilena hasta que gritase”, adoptando medidas de boicot en organismos internacionales controlados por EEUU para asfixiar a la economía chilena, medidas que ayudadas por un proceso desestabilizador previo (léase la huelga de camioneros patrocinada por la CIA), lograron el desabastecimiento económico del país. En cuanto a Morsi, habría recibido como herencia de Mubarak un déficit presupuestario cercano a los 14.000 millones de dólares y la única tabla de salvación era el préstamo del FMI por valor de 4.800 millones de dólares a un tipo de interés cercano al 1,5%, (inyección de capital que debía servir para hacer frente a pagos urgentes y evitar una fuerte y repentina devaluación de la libra). Sin embargo, dicha ayuda implicaba drásticos recortes del gasto público y un aumento de los intereses con los consiguientes efectos colaterales en una sociedad inmersa en la cultura del subsidio (alrededor del 30 % del presupuesto del país está destinado a subvenciones), por lo que Morsi rechazó dicho préstamo y se entregó en brazos de Qatar al aceptar su donación de 5.000 millones de dólares, lo que suponía el rechazo a la la disciplina económica implementada por EEUU al tiempo que un peligroso ejemplo extrapolable al resto de países del Tercer Mundo, por lo que se granjeó la enemistad del establishment económico mundial (FMI y el Banco Mundial). Ingenuidad política de ambos mandatarios: El general Augusto Pinochet era considerado por el presidente socialista Salvador Allende como un militar leal a su Gobierno cuando lo nombró jefe del Ejército de Chile, tres semanas antes de ser derrocado por el golpe cruento que encabezó el 11 de septiembre de 1973, preparado en los sótanos del Ministerio de Defensa con la colaboración de la CIA y que culminó con la muerte del Presidente Allende tras el asalto al Palacio de la Moneda. Pinochet, a pesar de ser el último en incorporarse al complot anti-Allende, confesó a la periodista María Eugenia Oyarzún, que el golpe lo preparaba en secreto desde un año antes, argumentado que "no cabía el error (...) teníamos que librar a la patria del caos de Allende y del cáncer marxista". Además, la publicación de documentos desclasificados de la CIA sobre el abuso de derechos humanos en Chile, definen a Augusto Pinochet, tras las primeras semanas de represión sangrienta, como el "líder de los generales de la línea dura para quienes los extremistas o activistas marxistas deberían ser sumariamente ejecutados, frente a los de la línea blanda, que creen en la necesidad de someterlos a juicio, sentenciarlos y hacer el intento de reeducarlos". Por su parte, Morsi nombró al general Al Sisi comandante general de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa, con la esperanza de poder desinfectar el establishment militar egipcio de los virus patógenos inoculados durante la autocracia de Mubarak, ya que en su etapa anterior Al-Sisi era el jefe de la temida inteligencia militar y era considerado como el miembro más "reformista" de la Junta Militar. Sin embargo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), antes de transferir el poder, aprobó una declaración constitucional complementaria en la que se preservaban las principales prerrogativas del Ejército, como detentar el poder legislativo durante la Transición, una amplia autonomía para gestionar su presupuesto y la capacidad de decidir sobre la declaración de guerra, por lo que su anulación por el Presidente Morsi encendió la luz verde para la asonada militar contra el Gobierno de los Hermanos Musulmanes. Así, Morsi nunca controló las palancas del poder en el país y sólo tenía un control nominal sobre el ejército, las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia del estado, por lo que negoció con Al-Sisi, la lealtad del Ejército a su persona enrocado en la defensa de su legitimidad presidencial, pero el CSFA ejecutó un golpe de mano virtual contra Morsi al no encajar su proyecto islamista en la estrategia de EEUU en Oriente Próximo. Implicación de EEUU en ambos golpes de mano: La visita de Castro a Chile y el temor al contagio mimético de los ideales revolucionarios cubanos, provocó que la CIA acelerara sus acciones para desestabilizar económicamente al gobierno de Allende, operativo bautizado como Proyecto Fulbert o Track II, diseñado por el titular de la CIA Richard Helms, el director de Planes de la Agencia Thomas Karamessines, el Secretario de Estado Kissinger y su adjunto, el general Alexander Haig, para evitar que Allende llegara a la presidencia o derribarlo si lo conseguía, como sucedió el 3 de noviembre. Dicho plan se proponía “exprimir a la economía chilena hasta que gritase”, adoptando medidas en organismos internacionales controlados por EEUU para perjudicar a la economía chilena, así como “evaluar a sangre fría la posibilidad y probabilidad de un golpe militar”, pormenores de un complot que salieron a la luz al desclasificarse documentos en Washington en noviembre de 1998. En el lado egipcio, según el periódico Al-Tharir, el general Sisi tendría "fuertes lazos con funcionarios de Estados Unidos tanto a nivel diplomático como militar, pues estudió en Washington, asistió a varias conferencias militares en la ciudad y participó en ejercicios conjuntos de guerra y operaciones de inteligencia en años recientes". Además, según el senador Lindsey Graham tras su encuentro con Al-Sisi “estaría un poco intoxicado por el poder”, por lo que tras la experiencia atesorada al frente de la temida inteligencia militar de Mubark, habría aplicado de forma sistemática el “Manual de los Golpes de Estado” de la Escuela de las Américas con el objetivo inequívoco de lograr en un tiempo récord la desaparición literal de los Hermanos Musulmanes. Por su parte, el diario estadounidense The Wall Street Journal, en una editorial titulada: “Después del Golpe de Estado en El Cairo” y publicada en el mes de julio, recomienda a Egipto seguir el modelo económico implementado por el fallecido dictador chileno Augusto Pinochet y añade que “el jefe de las fuerzas armadas egipcias, Abdel Fatah Al-Sisi, sufrirá la suerte del presidente depuesto Mohammed Mursi si intenta restaurar el viejo orden de Hosni Mubarak”. Geopolítica de sus mandatos Presidenciales: La Doctrina de la Seguridad Nacional de EEUU fue un concepto utilizado para definir la política exterior de EE.UU. en América Latina en el contexto de la Guerra Fría EEUU-URSS que consistía en instrumentalizar las fuerzas armadas de los países latinoamericanos para contrarrestar la influencia del efecto mimético de la revolución cubana en dichos países, plasmada en la irrupción en escena de movimientos y partidos políticos de ideología marxista o centro-izquierdista. Dicha Doctrina legitimaba la toma del poder por parte de las fuerzas armadas, la persecución de organizaciones de izquierda, además de torturas y otros crímenes contra los derechos humanos cometidos por dictadores latinoamericanos, varios de ellos graduados en la Escuela de las Américas como Noriega y Hugo Banzer. Recordar que la inesperada victoria de Mursi en las elecciones del 2012, trastocó la estrategia geopolítica de EEUU en Oriente Próximo, consistente en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales para mantener el tratado de paz de Egipto con Israel, (acuerdo Camp David, 1979), para continuar la lucha contra las milicias yihadistas en el Sinaí y en especial para asegurar el acceso la Marina de EEUU al Canal de Suez, un atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y Afganistán. Sin embargo, tras el breve mandato de Morsi, Egipto sería un régimen indefinido en el que la lealtad a los intereses occidentales en Oriente Próximo estaría en entredicho, por lo que el CSFA ejecutó un golpe de mano virtual contra Morsi, golpe que sería un episodio local dentro de un nuevo escenario de Guerra Fría entre EEUU y Rusia y contaría con el visto bueno de EEUU. Su defenestración formaría pues parte de la nueva estrategia de EEUU para la zona tras el evidente fracaso del experimento de exportación del otrora régimen islamista moderado y pro-occidental de Erdogan a todos los países que componen el tablero gigante del mundo árabe-mediterráneo y consistiría en la implementación de “golpes virtuales o postmodernos” en los países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco de sustituir a los regímenes islamistas surgidos de las urnas por regímenes militares presidencialistas. Instauración del “Terrorismo de Estado”: Gracias a la policía secreta de Pinochet, (DINA), se introdujo como política de Estado la detención, tortura, asesinato, desaparición o exilio de quienes se hubiesen involucrado con el gobierno anterior, configurando el concepto de "Terrorismo de Estado”, teoría plasmadas en el “Manual de Golpes de Estado” elaborado por la Escuela de las Américas. Dicha institución estuvo emplazada entre 1946 y 1984 en Fort Amador (Canal de Panamá), y dependía del Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, organización para la instrucción militar del Ejército de los EEUU cuya misión era llevar a la práctica los principios ideológicos de la Doctrina de la Seguridad Nacional de EEUU y donde se graduó Manuel Contreras, cabeza visible de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Las secuelas de dicho terrorismo de estado serían escalofriantes, pues según el informe presentado en el 2004 por la Comisión Valech, (denominada así en honor al ex-obispo de Santiago, Sergio Valech), serían unas 30.000 las víctimas mortales (más de 28.000 por detenciones ilegales, tortura, ejecuciones y desapariciones). En el caso egipcio, tras el baño de sangre protagonizado por el Ejército, el saldo preliminar sería de 1.200 muertos y más de 5.000 heridos, según el diario oficial 'Al-Ahram', aunado con la defenestración de la Hermandad tras detener a más de 500 de sus dirigentes y los posteriores efectos colaterales en forma de torturas, ejecuciones y desapariciones que como en el caso chileno harán elevar la cifra total de víctimas del terrorismo de estado egipcio hasta los dos dígitos. La hoja de ruta del Ejército estaría esbozada en el llamado “Plan Nasser”, que supondría la ilegalización de la marca Hermanos Musulmanes (“ijuan”), la declaración del estado de excepción en todo el país durante un mes y la imposición del toque de queda en El Cairo y 10 provincias, lo que permitirá a las fuerzas de seguridad arrestar y detener a civiles por tiempo indefinido y sin presentar cargos. El túnel oscuro de la dictadura militar: Muchas de las elecciones democráticas de la última década han estado marcadas por acusaciones de fraude electoral (Nigeria, Ucrania, México, Bielorrusia, Costa de Marfil, Tailandia, Venezuela y Afganistán), aislamiento internacional de los gobiernos democráticamente elegidos (Bolivia, Ecuador, Nicaragua y franja de Gaza); pseudo-elecciones para intentar edulcorar golpes de mano blandos (Honduras) y aceptación por la comunidad internacional de sistemas políticos devenidos en meros gobiernos autocráticos (Georgia y Rusia). De todo ello se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de la nueva ola desestabilizadora mundial originada por causas económicas (el ocaso de la economía global); culturales (el declive de las principales democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción y al déficit democrático de EEUU plasmado en el Programa Prism llevado a cabo por la Administración Obama y la pérdida de credibilidad democrática de incontables gobiernos de países del Tercer Mundo) y geopolíticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolítico mundial que va surgiendo tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría entre EEUU y Rusia), por lo que parafraseando a Carlos Nelson Coutinho, “ni el socialismo ni el islamismo fueron posibles en democracia y sólo serán posibles en su ausencia”. *Germán Gorraiz López nacíó en Navarra en 1957. Escribe análisis sobre temas económicos y geopolíticos. Colabora, además de en Diario SIGLO XXI, en otros medios digitales españoles y latinoamericanos como Bottup, España Liberal, Libre Pensador, Socialdemocracia.org, Alainet , CubaNuestra, Plano-Sur.org, Entorno-empresarial.com, El Mercurio Digital y actualmente con TicoVisión (Costa Rica). |
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