San José, 1 de septiembre de 2013.-  Una "tercera república" se ha convertido en una necesidad imperiosa en nuestro país, pero esa nueva república debe fundamentarse en el poder más importante de un país: el poder social.

La "segunda república" (1948), producto de un gobierno de facto consecuencia de la guerra civil, marcó un camino al país en el que se destaca la opción por la paz, la ausencia de ejército, el énfasis en el progreso social y la necesidad de un sistema electoral limpio.

Cuarenta años después, un viraje ideológico hacia el neoliberalismo, empezó a resquebrajar ese marco constitucional y nos lanzó a lo que hoy somos : un país donde la mentira y la corrupción se convirtieron en valores aceptables a tal punto que millares de ciudadanos los admiten como "normales" y siguen votando por quienes les mienten y quienes les roban.