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El día que acompañamos a Sigifredo Alvarado Vargas a su última morada - TicoVisión | ||||
Publicado en 25/10/13 a 10:18:42 GMT-06:00 Por Administrador | ||||
En mi mente desfilan apaciblemente las imágenes de quien fuera un punto de referencia en mi niñez, aquella imagen de Sigi Alvarado, aquel gran futbolista, su alegría, su don de gente, hombre de mil amigos... El día que acompañamos a Sigifredo Alvarado Vargas a su última morada 25 de octubre de 2013.- Fue un día domingo, yo leía confortablemente el periódico, un timbrazo me hizo levantarme ipso facto. La verdad que los domingos disfruto leer el periódico y lo hago con todo mi tiempo. Y para mi es un momento de lectura, de reflexión y de polémica y dentro de mí sostengo polémicas con toda esa intelectualidad decadente que pulula en nuestro medio. Afortunadamente nunca me deje seducir por quienes nos gobiernan y pude subsistir haciendo una carrera limpia. Claro pague mi honestidad con olvido... pero bien dice el refrán “si hay paga no hay gloria... si hay gloria no hay paga...” Pues no tuve ni gloria ni paga pero estoy tranquilo, nunca claudique a mis principios y de alguna manera siempre hice sentir mis ideas y nunca me le arrugué a los pintados. Fui quizá incómodo, como un juego de yacses en la bolsa trasera del pantalón, no era mi culpa es cuestión genética y cultural, mi padre y mi madre fueron luchadores contra este sistema que ahoga nuestras protestas y nos hace ver todo “pura vida”. Un sólido timbrazo de teléfono me saca de mi ensimismamiento, con el pesar de dejar mi alcoba y el calor del lecho que se ha calentado por largas horas, me apresté a responder. – Alooooó: - ¿Con quién tengo el gusto? -del otro lado, una voz dulce y juvenil me dice: Con Verónica Alvarado, tu prima hermana, la hija de Sigifredo.- a.C. si. ¿Qué tal Verónica?- -Pues miré es para comunicarle que su tío falleció... Un largo silencio me trae a mi mente los recuerdos de mi tío en su época moza cuando era jugador de fútbol... - Ah Verónica lo siento mucho - y dígame: ¿a dónde está su cuerpo? Mi prima me da la dirección, tomó un baño apresuradamente, mientras aplico mi higiene personal, los recuerdos se amontonan en mi mente. En mi mente desfilan apaciblemente las imágenes de quien fuera un punto de referencia en mi niñez, aquella imagen de Sigi Alvarado, aquel gran futbolista, su alegría, su don de gente, hombre de mil amigos, enamorado, el que siempre tenía una sonrisa, el que detrás de un mostrador atendía una vieja imprenta que ya no dejaba ganancias pero que él mantenía como punto de reunión de su glorioso Orión F.C. Recuerdo el viejo álbum de recortes de periódicos que se remontan hasta 1941 cuando inicio su carrera futbolística y que terminaba en 1960, fecha de su retiro. Ese viejo álbum que guardaba mi tía como un tesoro sagrado. Revolotean en mi mente el recuerdo de la hazaña de 1951, que tan solo conozco por referencias periodísticas cuando ganamos la primer medalla de plata en los juegos Panamericanos de 1951, en Buenos Aires, Argentina, y aquella medalla de plata que tuve en mis manos y que alguna vez colgó del cuello del deportista-futbolista que fue Sigi Alvarado como premio a la primera hazaña deportiva de un grupo de futbolistas costarricenses. Medalla que depositarán aquellas manos de una mujer tierna, amada por el pueblo argentina, Eva Perón. Y viene a mi mente el día en que la biblioteca Nacional localice en periódico donde venía la fotografía de la fotografía de la selección nacional de 1951 que se la llevé como un regalo a mi madre y la recuerdo exclamar: - Ahí mi muchachito, como llamaba mi madre al crack el gran Sigi- Para 1951 tío sigue contaba con 24 años cumplidos y era su quinta convocatoria a una selección nacional de fútbol. Entre los recuerdos y la sorpresa de la noticia me apresuro para poder llegar al lugar donde se realiza la velación de su cuerpo, en mi mente pienso que veré mucha gente y muchos ex jugadores y prensa deportiva... Estaciono el vehículo y me percato que casi no hay autos, camino hacia la sala donde esta mi tío y veo que están solo sus hijos, los saludo uno por uno y nos damos un abrazo. Me aproximo al féretro para quedarme con la última imagen del gran Sigi y veo un anciano de 82 años, con un elegante traje blanco que descansa plácidamente... entonces me percato en este país ¿quién va a recordar a un hombre que hace ya casi 60 años dejo de ser figura pública? Así es, Sigi se nos fue y solo los familiares lo acompañamos a su última morada... Así es la vida, hoy donde ya la menoría histórica no cuenta, donde el pasado huele a viejo y donde el tiempo se aceleró y al final la muerte nos sorprende en solitario. * Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater. |
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