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Pedradas, fanatismo e imagen hostil - TicoVisión | ||||||||||||
Publicado en 15/12/13 a 10:28:34 GMT-06:00 Por Administrador | ||||||||||||
El fanatismo es más viejo que cualquier religión, que cualquier Estado o ideología política. Ha estado ahí desde siempre, como un virus persistente y dañino. El fanatismo carcome a la sociedad desde las graderías de... Por José Pablo Chacón * 15 de diciembre de 2013.- El fanatismo es más viejo que cualquier religión, que cualquier Estado o ideología política. Ha estado ahí desde siempre, como un virus persistente y dañino. El fanatismo carcome a la sociedad desde las graderías de un partido de fútbol hasta las bancas abarrotadas de las iglesias, pasando por los mítines políticos. Y nunca nos ha dejado nada bueno. Nuestro país, como muchos, está lleno de fanatismos. Religiosos, ideológicos, futboleros y un gran etcétera. Actualmente experimentamos una interesante campaña electoral que nos empuja a reflexionar acerca de las pedradas políticas, los fanatismos ideológicos y la construcción de imágenes hostiles. Una vez más recurro a las líneas del autor israelí, pacifista y coherente, Amos Oz, en su discurso intitulado Contra el Fanatismo (Siruela, 2007). “Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser.” Normalmente el fanático enceguece y se deja llevar por sus emociones. No admite correcciones ni evidencias que contraríen su pensamiento. El fanático ignora su fanatismo, y cree fervorosamente que son los otros los fanáticos enceguecidos. El fanatismo divide pueblos, divide familias, divide matrimonios. El fanático es un gran constructor de enemigos e imágenes hostiles. En los últimos tiempos los ticos hemos conocido la encarnación de una persona con actitudes fanáticas cada vez que recibimos alguna noticia del diputado Justo Orozco. Su fanatismo no admite reflexión alguna y tiende a dividir, a desfigurar la imagen de los que piensan diferente y hasta a tornarse verbalmente violento y ofensivo. Basta mencionar el libro patrocinado por su persona llamado “Ratas en el clóset”. Pero ¿Qué es una imagen hostil? Para H. Nikklas “la imagen hostil representa una totalidad más o menos estructurada de percepciones, imágenes y sentimientos que, bajo el aspecto de la enemistad, es aplicada de forma tipificada a una persona, a un grupo de personas o a pueblos o estados”. Es decir, es una imagen construida desde el sentimiento de la enemistad y que, con la ayuda de los medios de comunicación, es publicitada con el fin de destruir, desfigurar o exagerar la imagen real, configurando lo que llamamos comúnmente pre-juicios. Siguiendo de cerca las ideas que de esto escribe el teólogo suizo Hans Küng, la imagen hostil cumple 4 objetivos claros: 1.- La imagen hostil exonera: ¡No somos nosotros! La imagen hostil dirige todos sus dardos en contra de un chivo expiatorio y le endilga las todas las culpas habidas y por haber. Infunde miedo, rechazo y odio. ¡La culpa es de los judíos! Decían vehementemente en la Alemania Nazi, ¡La culpa es de los comunistas! Se decía durante la guerra de Vietnam ¡La culpa es de los musulmanes! Se repite mucho ahora. En Latinoamérica la imagen hostil ha logrado que olvidemos gran parte de la historia reciente de nuestros pueblos. ¡La culpa es del socialismo! Nos grita la nueva construcción del miedo. Y, a continuación, nos hace girar la mirada hacia 3 países, ¡Vean esas dictaduras y esa pobreza! Y así funciona la imagen hostil, exonera a la historia recién pasada, la de las más de 20 dictaduras de derecha que sumieron a nuestros pueblos en una aterrorizante masacre de seres inocentes, en la más profunda y generalizada coartación de Derechos Humanos, en el perfectamente articulado y organizado “Plan Cóndor” que persiguió, torturó y desapareció a todo sospechoso de ser comunista (organizado desde las cúpulas dictatoriales de más de 10 países del Cono Sur, junto a la CIA de los Estados Unidos). Dictaduras de derecha que, en Centroamérica, construyeron la perfectamente aceitada maquinaria de aniquilación que acabó con la vida de pueblos indígenas enteros (Por ejemplo en la Guatemala de Rigoberta Menchú). Como la que también que eliminó, en El Salvador, a Monseñor Romero. De esa forma la imagen hostil infunde miedos irracionales. En honor a la verdad, ninguna dictadura es aceptable, ningún régimen dictatorial ha traído progreso sostenible y bienestar ciudadano real. Pero esas dictaduras han llegado a nuestras tierras, desde la derecha (la gran mayoría) y desde la izquierda. La culpa de la pobreza y el saqueo de nuestros pueblos no es de los otros, la culpa es de todos. 2.-La imagen hostil estabiliza: ¡Unámonos en contra del enemigo común! La imagen hostil logra bloques irreales. Sucede mucho en el fútbol. Los que fueron enemigos en el partido de la semana pasada, mañana se unen contra un enemigo común. Las iglesias que se lanzan piedras durante todo el año, las mismas que compiten para arrebatarse porciones de rebaño, se unen fantasiosamente (fanáticamente), y marchar contra un enemigo en común, para luego dispersarse con las mismas piedras en los bolsillos y continuar la contienda sectaria entre ellas. En política la imagen hostil crea voces que parecen unánimes, abrazos que parecen de amigos y propaganda que suena convincente. Sin embargo, al final de la contienda electoral, vuelven evidentes las falsas amistades y aquellos rumores de fatalidad en contra del enemigo común se decoloran entre las trincheras partidarias de toda la vida. Y nos damos cuenta que, una vez más, nos mintieron. 3.- La imagen hostil polariza: ¡Quien no está con nosotros, está contra nosotros! De esa forma, la imagen hostil, divide pueblos, familias, iglesias y matrimonios. Agrupa a las personas en amigos y enemigos, los del sí y los del no, los que están a favor y los que están en contra. Realmente muy pocos podrían decir en qué cree un partido político en su totalidad o cómo piensa cierto candidato, pero lo que sí saben, gracias a la imagen hostil, es contra qué y contra quién hay que pelear. Nos obliga a posicionarnos, a estás allá o acá, a la izquierda o a la derecha, con los de siempre o con los nuevos. Nos obliga a ver las cosas acríticamente en dos tonos: o blanco o negro. “Las imágenes hostiles meten todo en un molde amigo-enemigo maniqueista” comenta Hans Küng. Lo sabemos, nuestro país se ha polarizado. La misión de la imagen hostil ha sido exitosa en eso. Miedos irracionales, chismes, cuentos, acusaciones infundadas, memes virales, parodias mal logradas colgadas en Youtube. Todo tipo de disparates que son lanzados como pequeñas bombas molotov de aquí para allá y de allá para acá. Una gran mejenga electoral. 4.- La imagen hostil moviliza: Ya no son necesarias las informaciones certeras, las constataciones, la contrastación de fuentes o, como mínimo, la consulta en diccionarios. Las informaciones pueden ser exageradas, falsas, las noticias manipuladas y hasta inventadas. Los medios de comunicación pueden ser políticamente tendenciosos. Pero la imagen hostil nos hace creer que, sobre todas las cosas, debemos defendernos del enemigo. No solo desconfiar de sus ideas y palabras, sino también agredirlo con toda hostilidad. Todos podemos lanzar piedras y todos somos invitados a la fiesta de la hostilidad, a la mejenga de pequeñas bombas molotov. La imagen hostil vence los escrúpulos incluso mucho más que las drogas, “las imágenes hostiles motivan con facilidad a la guerra, ya sea fría o caliente” remata Küng. Junto a la imagen hostil, podemos encontrar otras dos imágenes. La primera es la “imagen ideal”. Es esa que idealiza a un candidato o a un partido. Es la que endiosa a una persona o a un equipo, aunque pierda. Ante esta imagen, también falsa y fanática, sepamos que no existe ningún partido que nos pueda sacar, en solo 4 años, de la deplorable situación en que estamos. No existe el candidato mesiánico que va a venir a salvarnos en menos de un lustro. Finalmente existe la menos visitada “imagen real”. Es la que busca la verdad, la que evade el fanatismo, la que esquiva la tentación de creer en las imágenes hostiles. Es la imagen que busca la persona más responsable y madura. Y, como toda verdad, la imagen real solo se puede apreciar viendo a la cara, sin mediaciones, sin chismes, a los ojos, a cara descubierta y sin rubor. Viendo a la cara en los debates presidenciales, en los planes oficiales, en las declaraciones completas y en las entrevistas sin editar. Busquemos entonces, una imagen real de cada candidato y evadamos, a como dé lugar, toda imagen hostil que nos impida ver con claridad. * El autor es conferencista con estudios en Comunicación y Teología. |
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