Incluso gobiernos que han invertido mucho tiempo y recursos para lograr una paz justa reconocen ahora que se ha llegado a esto debido a que Israel cambia constantemente las reglas del juego. En 1993 se identificaron y acordaron en los Acuerdos de Oslo los seis puntos del estatus final: las fronteras, Jerusalén, los refugiados, las colonias, la seguridad y el agua. Benjamin Netanyahu, el primer ministro en ejercicio del país, introdujo un séptimo punto, que es el reconocimiento de Israel como un “Estado judío” y luego, más recientemente, un octavo, el derecho a estacionar soldados israelíes en el valle del Jordán.

Los dirigente israelíes creen que alargando las negociaciones pueden hacer creer al mundo que verdaderamente quieren conseguir la paz. Como se suele decir, se puede engañar a algunas personas alguna vez, pero no se puede engañar a todo el mundo siempre. Se ha liberado al genio del boicot y parece improbable que se le pueda volver a introducir en la lámpara.

Una lista cada vez mayor de países ha anunciado diferentes medidas contra Israel. Un informe israelí recién publicado señalaba que Sudáfrica se ha negado a importar productos del mar Muerto debido a que provienen de compañías que operan más allá de la “Línea Verde”. Pretoria ha ido aún más lejos al informar a varias importantes compañías británicas y francesas de su intención de dejar de negociar con ellas si continúan comerciando con las colonias israelíes. A renglón seguido, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sentenciado que los productos originarios de las colonias no son israelíes y por consiguiente se deben prohibir en Europa. Hace solo unas semanas Rumanía decidió dejar de enviar trabajadores a Israel después de que el gobierno de Tel Aviv se negara a garantizar que no iban a ser empleados en las colonias.

Por supuesto, puede que los altos cargos israelíes, llevados por su desacertado orgullo desmedido, no concedan demasiada importancia a estos hechos. Con todo, temen realmente las repercusiones económicas ya que cada vez más europeos están boicoteando no solo los productos de las colonias sino también los israelíes.

Algunos de los políticos israelíes que son ligeramente más razonables y reconocen el aislamiento cada vez mayor al que se enfrenta Israel, están desesperados por dar una nueva imagen de su país. Un ejemplo de ello es su reciente retractación del controvertido Plan Prawer que pretendía “reubicar” (palabra israelí para limpieza étnica) a miles de beduinos del Negev. En el seno del partido en el gobierno, el Likud, hay un debate acerca de si debe continuar alineado con el claramente racista partido Yisrael Beitenu dirigido por el recién rehabilitado Avigdor Lieberman.

Afortunadamente, el mundo no se deja engañar por las apariencias. Estas políticas no disimularán el racismo manifiesto que domina a la sociedad israelí en contra de los no judíos e incluso en contra de judíos que no son de origen europeo, a pesar de las contadas excepciones.

Mientras Israel se encamina hacia las profundidades del aislamiento internacional, pocas personas dentro o fuera de Israel pueden explicar racionalmente su autodestrucción. Mientras que algunas lo achacan a su intolerante entnocentrismo, otras lo atribuyen a su estrechez de miras, pero sea como sea las consecuencias son las mismas. Irónicamente, otras personas podrían señalar que Israel está perdiendo su rumbo histórico. ¿No fue el revisionista Vladimir Jabotinsky quien advirtió a sus compañeros sionistas que cada persona originaria se resistiría a la dominación extranjera?

En este momento debido están en marcha al menos 20 boicots diferentes contra Israel debido a sus políticas. Mientras Israel siga negando a los palestinos sus derechos nacionales seguirá viendo disminuir su prestigio entre la comunidad de las naciones. Mientras desafíe al Tribunal Internacional de Justicia con la construcción de su Muro del apartheid y ocupe tierra palestina verá la acumulativa venganza por sus políticas surtir efecto en el movimiento de boicot. La cantidad de los boicots parece que empieza a aumentar.

Hoy Israel no está simplemente enfrentado con sus aliados occidentales, incluidos los estadounidenses, sino que también está en un estado de confrontación perpetua con ellos y, de hecho, con gran parte de la comunidad internacional. Continúa las negociaciones no para resolver el conflicto sino para impedir un mayor aislamiento y comprar tiempo para crear hechos consumados con las colonias. Por ahora puede que parezca que su dilema es meramente político y de problemas de imagen, pero tarde o temprano empezará a sentir los efectos del boicot y de las sanciones en su economía. Puede que solo entonces los israelíes entren en razón. Puede que solo entonces empecemos a percibir una auténtica sinceridad acerca de las negociaciones para lograr una paz justa y duradera. Es indudable que Israel se está quedando sin amigos pero si no tiene cuidado también puede quedarse sin tiempo.

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Notas

(1) Véase “Los académicos estadounidenses se posicionan al lado de los palestinos en el boicot a Israel”, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=178404 (N. de la t.).

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/resources/commentary-and-analysis/8903-as-boycotts-mount-israel-is-running-out-of-friends

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.