En Costa Rica todos nos conocemos y sabemos quien recibe una herencia, quien se sacó la lotería, quien hace un buen negocio o lo tiene, y producto de su trabajo o profesión, de manera justificada se encuentra una razonabilidad del ingreso en relación a los bienes y su nivel de vida.

Todos conocemos a estos políticos de nuestra cooperativa de corrupción que viven en los mejores barrios, en casas de millones de dólares, con un nivel de vida injustificado, cuya única explicación posible es el dinero negro proveniente del ejercicio del abuso del poder político y el cobro de favores o coimas.

Es muy fácil en nuestras ciudades, barrios y campos observar como determinados políticos de tiempo completo poseen a su nombre, de su cónyuge, hermano o parientes bienes millonarios, fincas que antes pertenecían al I.D.A., y participación en sociedades que evidentemente provienen de dineros mal habidos.

Yo no estoy en contra de que una persona se supere, tenga bienes, gane dinero, pero eso sí, que tenga origen lícito y una explicación plausible de donde proviene esa riqueza. Pero rechazo de manera frontal, por citar un ejemplo, el enriquecimiento de directores de la banca del Estado, que de pronto compran plantaciones agropecuarias en millones de dólares de manera inexplicable.

Los niveles de corrupción de Costa Rica son enormes y a vista y paciencia de un Ministerio Público tolerante con la impunidad de cuello blanco, y me duele que de oficio algunos costarricenses disculpen o justifiquen a estos políticos, definitivamente malos costarricenses.

Hace unos días el gobierno de Chinchilla promovía una Ley de desposesión por crecimiento injustificado de un patrimonio, en mis adentros me reía porque estoy seguro se estrenaría con algún político enriquecido sin justificación alguna, de los cuales los costarricenses conocemos domicilios, bienes y derroche.

Como siempre, en mi caso que me registren, mi negocio es público, su movimiento económico gracias a Dios es de conocimiento en mí comunidad en la Fortuna de San Carlos, a la que agradezco el apoyo a mí emprendimiento, y mis libros están a disposición de su escrutinio porque no tengo secretos inconfesables.

YO INVITO A TODOS LOS COSTARRICENSES QUE CONOZCAN DE ESOS ENRIQUECIMIENTOS SIN CAUSA DE POLITICOS, LOS DENUNCIEN EN ESTA PÁGINA, Y ASI CONSTITUYÉNDONOS EN FISCALES DE LA FUNCION PUBLICA, EJERCEMOS NUESTRO DERECHO INALIENABLE DE CUIDAR DEL PATRIMONIO COMUN QUE SON LOS BIENES DEL ESTADO, Y DEMOSTRAREMOS QUE NO NOS PODRAN CALLAR CON QUERELLAS Y LEYES MORDAZA.

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*  Alberto Rodríguez Baldi: Abogado y empresario hotelero. Graduado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica. Trabaja en Baldi Hot Springs Hotel Resort & Spa