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El Cronos y la Clepsidra - TicoVisión |
Publicado en 01/01/14 a 12:20:05 GMT-06:00 Por Administrador |
El cronos que es día y que es noche y que lo marca el recorrido del sol en la bóveda celeste, el cronos que es medición, el cronos que es luz, durante el día y medias luces y oscuridad por la noche en el dominio de la luna... © Guillermo Carvajal Alvarado * Escritor (Grupo ESCRO) 1 de enero de 2014.- El cronos que es medición y lo simboliza una clepsidra temblorosa de dos recipientes en forma inversa y simétricamente sostenida un puñado de arena grano a grano cada individualidad marca el paso de una fracción de tiempo. Tiempo que es único e irrepetible, tu tiempo, mi tiempo, nuestro tiempo. El cronos se cuenta en la clepsidra uno a uno, en el caer rítmico y prolongado en que cada grano de arena que se desliza simboliza una fracción de tiempo… fracción de tiempo única e irrepetible y que fue vivida por el cronos colectivo en el planeta en circunstancias horarias diferentes según los puntos cardinales y según la salida y recorrido del astro rey. El cronos que es día y que es noche y que lo marca el recorrido del sol en la bóveda celeste, el cronos que es medición, el cronos que es luz, durante el día y medias luces y oscuridad por la noche en el dominio de la luna. Sol y luna, día y noche nos indican el recorrido de nuestras vidas desde el momento mismo de la concepción en aquel hermoso encuentro amoroso hasta el final en cualquier etapa de la vida cronológica de un ser individual que es la vida de cada ser, que es su cronos individual y que cada vez más nos lleva a permanecer más tiempo en el cronos circulo giratorio en donde el cronos individual se ha enraizado por más años y que nos hace acabar nuestros cronos con poca movilidad, débiles y frágiles como nacimos pero rodeados de recuerdos que golpean y se arremolinan en nuestras frágiles cabezas, recuerdos a veces confusos y marcados por nuestro cronos particular. La temporalidad marca el derrotero del ser humano, el cronos compañero inseparable, el cronos marca cada instante de nuestras vidas desde el momento mismo en que una bandada de minúsculos cabezoncillos juguetones encuentran el néctar en un nido donde reposar de su larga carrera después de un gemido de placer y dolor, conclusión de ese encuentro placentero de amor que es el comienzo de la vida. Encuentro de por sí, siempre misterioso, que es un encuentro carnal y amoroso entre seres de géneros opuestos y complementarios, si ese encuentro precedido siempre de un despliegue portentoso de energía del cual asomamos a la vida en una minúscula criatura frágil, tan frágil tan minúscula y es toda un concentración de energía en expansión. Así nacemos y en esa fragilidad dormita una especie distinta y diferente a las miles y miles de especies que como nosotros pueblan el planeta. Especie diferente marcada por la razón y la sinrazón de sus actos, marcada por el cronos colectivo de cada instante, de cada momento, de cada tiempo como se suele decir de cada época, somos seres de nuestra época. No podemos ni anteceder ni posponer nuestro tiempo, vivimos en él y al debemos responder por nuestros actos. Este encuentro-recorrido está siempre matizado por la atracción y la emotividad de cada uno de nosotros, y en esa emotividad que es el amor nos lleva a prolongar la permanencia del ser humano en el orbe. Este recorrido entre la vida y la muerte largo o corto se inicia en aquel encuentro furtivo, en la cópula entre seres complementarios; encuentro que dará sello e individualidad y huella al cronos interno de todos y cada uno. El cromos individual se puede estropear y la vida que es siempre continuidad se convierte en otras formas de materia y por eso dejamos de existir como individuos y dejando de existir podemos darle continuidad a la vida a través de nuestros descendientes. Lo que da continuidad a la especie es ese acto continuo e irrepetible en que seres complementarios deciden copularse y prolongar la vida y con ellos la permanencia de la especie y para la preservación de la especie ya no es necesaria que todos y cada uno de nosotros se aparee, con solo que unos pocos especímenes que lo hagan se asegura la permanencia planetaria del homo sapiens sapiens. Todo el recorrido humano, de un extremo al otro esta precedido siempre por el cronos, la partida de cada uno cierra el cronos individual pero deja vivo el cronos colectivo, el cronos especie. Y es que es lo que somos tiempo, cronos, razón, acción pensamiento cada uno a su manera, cada uno entre colectividades que marcan la época y el tiempo de cada pueblo, grupo, familia, etnia, nación y estado que son las formas de organización en que hemos convenido en agruparnos. Y somos y seguiremos siendo cronos, habitantes del tercero de los planetas del sistema solar, minúscula especie enseñoreada que apenas empieza comprender la necesidad de respetar otros cronos cuyos sinos aun nos comprendemos. Para ti hermana y hermano de nuestros tiempos, cronos de mi cronos, mujer y hombre ciudadano, levantada y cambia, levántate y asume el cronos de tu tiempo el cronos de nuestro tiempo. Compartido por Editorial y Librería Alma Mater. Barrio la Soledad. Recuerde que un libro siempre es y será su mejor compañía. * Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater. |
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