La inversión en infraestructura en Costa Rica.

Existe, es claro, una estrecha relación entre desarrollo de la infraestructura y el mejoramiento social de la productividad de las economías y esto a su vez impacta positivamente a la población como un todo.

Antes de 1980, fue notable como en toda la región las grandes obras de infraestructura fueron asumidas por los diferentes gobiernos, se abrieron rutas de comunicación, infraestructura de comunicación, acueductos, plantas eléctricas, hospitales y centros de salud, proyectos muelleros, escuelas, colegios, vivienda, y otras actividades en las que los diferentes gobiernos invertían los fondos públicos, después de 1985, es notable como decrece la inversión pública, y como decae la inversión y el porcentaje del PIB, dedicado a la infraestructura.

Las obras no se construyen como adorno, son producto de subsanar una necesidad, por eso todas las obras de infraestructura tienen un fin social. Cuando los gobernantes dejan de invertir en infraestructura el sacrificado es el pueblo el que se va a enfrentar a la carestía de servicios.
    
Después de 1985, en toda la región de América Latina, inició una moda de que los gobiernos abandonen la construcción de grandes proyectos, y cuando se asumían estos proyectos, los mismos eran subcontratados a los empresarios privados, lo que se llamó “obra por concesión”, bajo este esquema el sector privado invertía en obras de infraestructura y a cambio cobraba a la población por un número de años un costo determinado.

Mezquino neoliberalismo ahonda las diferencias regionales.

El neoliberalismo como ideología política y guía de los gobernantes, ha sido un sistema mezquino y perverso, ya que la inversión pública dejó de ejecutarse y se trasladan los costos a la población. Más grave aún, nos han sacrificado a vivir con menos escuelas, colegios y centros de enseñanza. Las carreteras insuficientes y mal construidas, centralizadas en el Valle Central, nos imposibilitan una real comunicación con todos los lugares del mapa de Costa Rica.

La pobreza de obras es tal que es notable que hemos retrocedido, por ejemplo, el servicio de trenes dejó de cubrir su recorrido inter-oceánico. La ruta 27 por ejemplo, entre San José y Puntarenas, tiene un costo muy elevado para los usuarios. Y con estos proyectos de apertura y privatización se han encarecido los servicios al usuario.

Se dejó de hacer investigación como lo hizo el Instituto Costarricense de Electricidad con el Proyecto Hidroeléctrico Arenal que trasvasó de aguas de la vertiente del  Caribe a la vertiente del Pacífico. Después de 1985, el Estado pasó a ser un árbitro parcializado.

El neoliberalismo como guía de la acción del gobierno, rompió con las concepciones del estado solidario basado en la búsqueda de la equidad social y nos descarriló de la senda del progreso.

Los gobernantes renegaron de aquella Costa Rica ejemplar, y hoy 30 años después podemos constatar que somos un país deficitario en obras de progreso social, nos quedamos viviendo en el pasado.

No cabe duda que debemos esperar a que los nuevos gobernantes den un golpe de timón y retomen inversión social, busquen el equilibrio geográfico de la inversión, reduzcan la brecha social y las inequidades sociales que se han profundizado en estos 30 últimos años.

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*  Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.