La continua “destapada de ollas” que se vienen dando en materia de las prácticas oficiales de corrupción, desde la malversación hasta el robo de la propiedad estatal, son situaciones bien vistas por los hondureños en general.

Los partidarios o simpatizantes del mandatario aplauden y dan por sentado que JOH es el hombre que enderezará el rumbo de esta nación que siempre ha navegado al garete o por las rutas tradicionales del robo, despilfarro y malversación.

La intervención de los entes estatales y la revelación de las malas acciones de los empleados estatales han sido una esperanza para quienes creen que el presidente Hernández Alvarado por fin meterá en cintura toda esta “fiesta piñatera” que ha hecho de la política, una práctica, no solo de políticos corruptos, sino de verdaderos delincuentes y audaces aventureros que van tras la movida y no la sana administración de las cosas del país y el  bienestar de un pueblo.

Pero todavía quedamos los que sin ser fanáticos, vemos con recelo todo lo que sucede, por cuanto todavía no hay razones suficientes para convertirnos en convencidos que por fin esas esperanzas, nacidas a la sombra del actuar del nuevo mandatario, son realidades genuinas y no solo mediáticas.

Y es que no puede ser de otra manera, después de tantos años y tantos gobiernos que registra la historia hondureña y que han hecho de la impunidad, de sus favorecidos y favorecedores, el quehacer fundamental.

Resulta increíble que estemos viviendo una nueva etapa en la que los delincuentes de cuello blanco y con corbatas de los colores de sus partidos políticos vayan a parar en sus acostumbradas actividades a la sombra del poder.

Jamás gobierno alguno ha metido a la cárcel a un delincuente que haya saqueado el erario nacional de las muchas formas en que se acostumbra a hacer, ni tampoco a los que han amasado fortunas con negocios chuecos con el Estado y en el que ha sido necesario que “empresarios de la movida” se hayan coludido con ministros, diputados, asesores y otras hierbas para poder todas esas maniobras que han causado la pobreza de este país.

En esto hay que incluir las millonarias demandas contra el Estado, que siempre las ha perdido el gobierno de turno y los contratos leoninos en que el estado debe pagar jugosas sumas aún cuando el servicio o bien no se esté entregando. Pero que obviamente son trampas para desplumar el presupuesto nacional.

Sin embargo lo que en estos 56 días ha venido sucediendo podría ser el principio de una reorientación de la administración pública hacia un adecentamiento de las prácticas podridas que han evitado que los fondos del Estado alivien y mejoren los niveles de vida de los hondureños como debiera ser y haber sido siempre.

Para bastantes hondureños no es sorprendente el contenido de los informes de las comisiones interventoras.

Mucho de lo que oficialmente se nos dice, ya era del dominio público. Aunque no se conocía los números ni nadie confirmaba los nombres. Y eso, pues, es una clara evidencia que “algo” ha cambiado.

Los que adversan al nuevo Presidente están creyendo que todo lo que se ha venido dando es parte de una estrategia encaminada a “maquillar” el rostro de la nación para asegurar la confianza y respaldo de los organismos internacionales y gobiernos amigos con el propósito de obtener sus ayudas; y al interior que se trata del reacomodamiento del nuevo grupo que estaría detrás del presidente.

Estas especulaciones tienen su razón de ser en base a las experiencias del pasado.

Pero a estas alturas no queda más que esperar y ver si con el paso del tiempo quienes así piensan tienen razón y si no que las políticas aplicadas por el nuevo mandatario vayan perdiendo esa animosidad proselitista o propagandística y se conviertan en genuinos cambios en la manera de manejar la cosa pública.

Así las cosas, es necesario también hacer votos porque le alcance el entusiasmo al Mandatario y no vaya a terminar cansándose y salir derrotado en esta enorme tarea que vislumbramos se ha planteado para llevar a cabo ese anunciado “gobierno nacionalista para rato”.

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*  Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)