es un poder casi absoluto y es por temor a bajarse del pedestal, por lo que odian a lo “desconocido”. Por esa pérdida de poder, es por lo que atacan indiscriminadamente a todo aquello que huela a izquierda. Se amparan y hacen una defensa a ultranza de la fe intentando, por medio de la iglesia, hacer creer que la única verdad es la de ellos y arrojando a las tinieblas del infierno, a todo aquel que no piense que Dios es la salvación.

Oppenhimer empieza su entrevista en un tono suave resaltando el currículo del recién elegido para luego tratar de llevar al entrevistado a su terreno, olvidándose de lo que pudiese ser una entrevista de altura, dejando entrever que tanto INTEL como el Bank of América dejan sus negocios en el país castigándonos, de alguna forma, por tratar de hacer una regeneración en la política y la incertidumbre de los nuevos pactos de gobierno.

También hace una amenaza entre velada al recordar que este nuevo gobierno no tendrá la fuerza suficiente como para gobernar en solitario, ya que solo controla trece de las cincuenta y siete bancas de la Asamblea y tendrá que pactar sin remedio, como diciendo -"Veremos con quién"- para a continuación -como si no viniese a cuento- descolgarse con las preguntas sobre si Cuba es una dictadura o la crisis en Venezuela.

Nos recuerda el crecimiento durante los años anteriores tratando de predecir que el candidato no podrá hacer nada que ponga en riesgo la estabilidad, esperando que el presidente Solís mantenga la tradición costarricense y denuncie cualquier abuso de poder... ¡tremenda hipocresía!

Y ya, como para poner la guinda al pastel, la pregunta trampa: Quiénes son los líderes que más agradan al entrevistado, pero eso sí, sin olvidarse de apostillar que algunos gobiernos como el de Brasil, han reemplazado la defensa colectiva de la democracia, por la selectiva, como si a estos señores de la derecha, de la que el señor Oppenhimer es defensor a ultranza, eso les resultase extraño.

En un mundo en el que todo cambia, al parecer lo único válido es el talento, -algo por otro lado muy escaso en algunos personajes-, así como la innovación y la creatividad, y esta gente tiene verdadero pavor a que surja lo que decía un tal Ford en los años cuarentas y no es más que se pidan dos brazos para sus fábricas y le lleguen esos brazos pero con cerebros. Se utilizó el miedo para todo, se hizo temer a Dios, a la policía, al amo y -como no- a los curas. Por desgracia para ellos, al pueblo le está pasando como a Juan sin miedo, el protagonista del cuento, un personaje que no conocía lo que era el temor aun pasando mil peripecias; justo lo contrario que les pasa a estos señores, puesto que empiezan a vislumbrar el fin del cuento y es precisamente en ese momento cuando Juan sintió miedo por perder a su amada. Entonces en este final de mandato es cuando a estos personajes de la derecha, que nada tenían que temer, les aparece de repente un amor desmedido por las riquezas y con ellas nace su amor a perderlas.

En otras palabras, si el periodismo es una labor profesional basada en la recopilación de datos y fuentes creíbles, y por otro lado es más que común el tropezarse con entrevistas como la mencionada, mi pregunta sería ¿qué pasa realmente con la información?