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La debilidad constitutiva del gobierno Solís Rivera: Costa Rica - TicoVisión | ||||
Publicado en 21/05/14 a 06:21:22 GMT-06:00 Por Administrador | ||||
Los problemas que el país enfrenta son complejos y, sin la menor duda, no existe ninguna fórmula mágica que permita resolverlos fácilmente ni en plazos cortos. Lo anterior, de tan perogrullesco, resulta perfectamente... La debilidad constitutiva del gobierno de Luis Guillermo Solís Por Luis Paulino Vargas Solís * 21 de mayo de 2014.- Respecto del nuevo gobierno y del nuevo Presidente de la República, hay cosas que doy por sentadas y sobre las que ni discuto ni dudo. En particular, estoy seguro que hay buena intención y un sincero propósito de trabajar con seriedad, transparencia y honestidad y en diálogo con la ciudadanía. El ejercicio que aquí propongo es, entonces, de otro tipo: formulo una modesta reflexión en relación con lo reales márgenes de maniobra dentro de los que deberán desenvolverse don Luis Guillermo Solís y su gobierno. Primero, lo obvio: los problemas que el país enfrenta son complejos y, sin la menor duda, no existe ninguna fórmula mágica que permita resolverlos fácilmente ni en plazos cortos. Lo anterior, de tan perogrullesco, resulta perfectamente trivial. En cambio no es tan obvio –o no lo es al menos entre algunos sectores- el hecho de que las bases políticas en que este nuevo gobierno se asienta son frágiles y que sus márgenes de maniobra son estrechos. Sabemos que Luis Guillermo y el PAC ganaron las elecciones sin tener que recurrir a ninguna coalición. Detalle este aún más interesante si recordamos que muy pocas semanas antes de iniciarse la campaña electoral se discutía acalo - radamente respecto de lo que se pretendía fuese una suerte de coalición de centro izquierda, con el PAC como actor principal y el Frente Amplio como su segundo de a bordo. En cierto momento esa idea estuvo cerca de concretarse. Por diversas razones la coalición no cuajó. De paso se demostró con contundencia el error que cometimos quienes supusimos que ello significaría un triunfo seguro para el PLN y Araya. Creo que ello ha evidenciado un hecho del que nos ha costado un poco cobrar conciencia: hoy prevalece una cultura política que propicia comportamientos electorales difusos, volátiles, fragmentarios y desapegados. Quiero decir que, dentro de ciertos márgenes de lo tenido por aceptable y no demasiado amenazante, el electorado tiende a moverse con bastante libertad entre partidos, colores y candidaturas, según lo que en cada momento se interprete como más conveniente o deseable. Lo cual también deja abierta la opción del distanciamiento y la abstención, cuando no se encuentra alternativa alguna que satisfaga. Durante los meses de la campaña vimos en pleno desenvolvimiento ese comportamiento electoral móvil y deslizante. En un primer momento, un PLN que parecía listo a arrasar. Luego un PLN que se desmoronaba estrepitosamente mientras ascendía el Frente Amplio. Luego un Frente Amplio que se estancaba mientras el PAC iba ganando terreno y el PLN seguía en declive. Y, finalmente, un PAC arrollador. Así ganan Luis Guillermo Solís y el PAC: jalando hacia sí una correntada que durante los meses anterior había venido oscilando, yendo y viniendo de aquí para allá ¿podría el nuevo gobierno confiar que esa corriente seguirá empujando a su favor o debería estar alerta ante la posibilidad de que retorne el vaivén? Yo voto por lo segundo: la base de apoyo electoral que le dio el gane a Solís es, en su mayor parte, volátil y caprichosa. Ya iremos viendo (quizá ya hemos empezado a verlo) que su sentido de la fidelidad es muy precario. Si recordamas, como ya dije, que el PAC –y el propio Solís- tuvieron conversaciones con el FA intentando crear una coalición, más sintomático resulta aún el observar de qué modo, en el contexto de la violenta “campaña del miedo” desatada contra Villalta y el FA, Solís y el PAC optaron por alejarse de ellos tanto como fuese posible. Al cabo, eso les aportó considerables réditos políticos. Ganaron arrolladoramente sin coalición. Pero, paradójicamente, el de Solís tiene aspecto de ser un “gobierno de coalición”. En el Poder Ejecutivo ello es bastante claro: el PAC está gobernando en conjunto con un sector importante del muy tradicional Partido Unidad Socialcristiana (PUSC). No interesa tanto el número de los puestos asignados a gente de este último partido, cuanto la grandísima importancia de tales puestos. Y ello tiene su correlato en la Asamblea Legislativa, donde dos puestos clave del directorio están en manos de ese partido. La coalición en el Poder Ejecutivo tiene claramente dos pilares (PAC-PUSC) mientras en el legislativo es de tres patas, incluyendo además al FA. Y, sin embargo, siendo que el FA no pidió puesto alguno en el directorio legislativo, en cambio el PAC sí quiso entregarle dos posiciones principales al PUSC en ese directorio. Pero además es innegable que Solís construyó su gobierno procurando meticulosamente no tomar en cuenta a nadie del FA. Es decir, hay razones fundadas para considerar que la relación PAC-PUSC es de un carácter cualitativamente diferente a la relación PAC-FA. El primer binomio define la coalición, al menos en cuanto ésta efectivamente existe. El segundo binomio apuntala esta coalición, sin ser parte de ella. Tomar en cuenta estos hechos políticos puede ayudarnos a ir entendiendo los límites dentro de los cuales se mueve el gobierno. Su base electoral –aunque en principio contundente- no es firme ni confiable; en su mayor parte es seguramente oscilante y caprichosa. Pero, además, el gobierno nace con una debilidad constitutiva muy seria: su base legislativa es la más pequeña que gobierno alguno haya tenido en muchísimos años. Esto último hace comprensible que Solís conforme su gobierno como si fuera un gobierno de coalición. Pero no ha de ser casualidad que, al hacerlo, opte por el PUSC y excluya al FA. Ello permite razonablemente formular la siguiente hipótesis: dada la constitutiva debilidad de su gobierno, Solís opta por construir una coalición que, en lo posible, no despierte el malestar ni la sospecha por parte de los intereses económicos, nacionales y extranjeros, más importantes. Ello le concede un margen mínimo de viabilidad para gobernar pero también permite anticipar los alcances posibles de su gestión: hará un gran esfuerzo por adecentar la función pública y promover el diálogo ciudadano, pero no impulsará cambios económicos de envergadura significativa. *Dr. Luis Paulino Vargas Solís. Licenciado en Economía; Maestría en Relaciones Internacionales; Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas. Áreas de especialización: Globalización, desarrollo, estrategias de política económica, neoliberalismo, mercados y relaciones de poder, y movimientos sociales. Director a.i. Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE); Coordinador Programa Globalización, Cultura y Desarrollo. Fuente: http://cambiopolitico.com/la-debilidad-constitutiva-del-gobierno-de-luis-guillermo-solis/54942/ |
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