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El Ambiente y mi cáncer y mi sentencia médica de muerte – TicoVisión | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Publicado en 06/06/14 a 10:26:02 GMT-06:00 Por Administrador | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Siempre que se habla de cánceres de piel, se enfocan desde el punto de vista de exponerse al sol como en playas y piscinas con propósitos de broncearse, en mi caso no es así; nunca me ha gustado la playa, aunque sí sus... El Ambiente y mi cáncer y mi sentencia médica de muerte Por el Lic. Julian Frech Ayub 6 de junio de 2014.- Muy pocas, poquísimas personas, no se avergüenzan de contar su propia historia (máxime al tratarse del cáncer), yo no; y empezaré por este que es el último de mis tres cánceres (cánceres distintos) y que según “sentencia médica”, está en etapa terminal, por lo que se avecina la muerte muy pronto. Aunque este cáncer es de crecimiento lento en su etapa inicial, una vez que ha pasado a los estados dos y tres, su ritmo es muy acelerado. Su nombre es “Linfoma Cutáneo de Células (T)”. Siempre que se habla de cánceres de piel, se enfocan desde el punto de vista de exponerse al sol, como en playas y piscinas con propósitos de broncearse, en mi caso no es así; nunca me ha gustado la playa (aunque sí sus paisajes) y mucho menos broncearme. Todo lo contrario, he sido hogareño, porque me ha gustado leer, aprender muchas profesiones autodidácticamente como “hobbies” paralelos a mis grados académicos (hobbies como la electrónica, la fotografía, el sonido y por ende la música y la informática), y mis paseos preferidos son de montaña, de contacto con la naturaleza; bosques y ríos han sido mis amigos durante el día y el baile y las discotecas durante la noche. Viví una vida muy intensa mientras pude, y aún sabiendo que pronto moriré (si es que El Padre no me brinda esta vez la gran fuerza que he tenido para vencer éste como los anteriores cánceres, que datan desde mis 6 años de edad). Estoy tranquilo y feliz. (Pero de las razones y repercusiones sociales de esta enfermedad, incluyendo a nivel familiar donde he llegado a experimentar hasta la burla, abandono y el menosprecio de algunos (muy pocos) de mis familiares, incluyendo los más íntimos, por el hecho de mantenerme vivo gracias a mi fortaleza y reflejando siempre una imagen de estar en buenas condiciones y ello les acostumbró, las dejaré para otro artículo). Lo que influye en verme bien, es mi concepto de ver la vida y la muerte como algo natural y sin temor; y como nunca pienso ni en la enfermedad, sino que sigo mi vida como si no tuviera nada, leyendo, estudiando, escribiendo etc. Y cuando algo me duele, dolor agudo, no me quejo y simplemente me tomo una, dos y hasta tres Ibuprofeno Gel, de esas que son más fuertes y todo sigue como si nada. Los rayos que producen este cáncer son los “ultravioleta”, de esos rayos que pasan a través del “gran hueco en la capa de ozono” y para recibirlos no hay que estar expuestos al sol, pues ellos penetran en sus casas u oficinas y donde se encuentren, a través de las ventanas, hendiduras, reflejos de sus patios interiores en la vivienda etc., es decir, no hay como evadirlos y todo ello gracias a los grandes irresponsables de las grandes industrias que siguen infiriendo daños al Medio Ambiente y principalmente, a aquellos que todavía siguen produciendo aerosoles (spray) en perfumes, desodorantes, desodorantes ambientales, insecticidas etc., y ahora hasta algunos aceites para cocinar sin que se peguen los alimentos al sartén. La culpa también la tienen los gobiernos, pues de ellos debe salir el control y la exigencia a los proveedores de los importadores, así como a los productores nacionales, del tipo de empaque aprobado por el país, que perfectamente podrían ser envases de vidrio o metal, pero con rociadores por presión del aire natural y no a través de ningún gas o químico. Paradójicamente, los primeros tratamientos de este tipo de cáncer, también se hacen con rayos ultravioleta del tipo “A” y “B” según sea el caso; encerrándolo a uno en un cilindro lleno de tubos (como los fluorescentes), cu - ya intensa irradiación es medida y calibrada constantemente, así como el tiempo de exposición del cuerpo afectado. Este tratamiento se llama “Fototerapia”, pero muchas veces va acompañado de un químico ingerido por el paciente dos horas antes, y en cuyo caso pasa a llamarse “Fotoquimioterapia”. Este cáncer me fue descubierto como tal en 1992, por un doctor muy amigo con el que solía ir a comprar discos de software que le llegaban de China a una señora conocida por ambos. Yo ya venía notando en mis piernas y brazos unas manchitas color rosa de no más de dos o tres milímetros, las cuales se tornaban luego más rojas y formaban luego una escama de piel muerta. “Alergia”, dije entonces, y como he sido muy alérgico supuse que debía cambiar el antialérgico que usualmente tomaba, sin obtener resultados positivos. Luego supuse que era sarna y el resultado fue igual. Pues estando con mi amigo como les decía, le conté (él es dermatólogo.), de inmediato le dijo a la señora que nos prestara un espacio privado en donde me pidió que me quitara la camisa para examinar mi espalda, la vio y dijo “te quiero mañana a las 8 de la mañana en mi consultorio. Tomó varias muestras de tejido (biopsias) y se analizaron en el Hospital México sin obtener un conteo muy preciso de los "linfocitos (T)". Entonces se enviaron muestras al laboratorio del Hospital San Juan de Dios y a un laboratorio privado, sin embargo los resultados no eran lo suficientemente claros como para diagnosticar el Linfoma. El doctor se acordó de un amigo que tenía en el Hospital MD Anderson de Houston, Texas, donde yo me traté siempre cuando todavía no me quedaba sin dinero más que para el cotidiano. El amigo del doctor no nos cobraría, así que solo pagué los 50 dólares del envío. Del MD Anderson vino la confirmación; se trataba de un linfoma de células “T”. Los primeros cinco años de tratamiento los toleré bastante bien y el cáncer se mantuvo estático con señales de llegar a curarse. De pronto una mañana, aquél pelo tupido de color castaño oscuro y sin una cana (algo que todos me envidiaban), amaneció en gran parte sobre la almohada y por secciones aisladas, por lo que me compré un sombrero, aunque luego se puso de moda andar pelón y lo que hice fue raparme. Creí que era el tratamiento, pero no, era el cáncer mismo quien se encargaba ya no solo de mi pelo a nivel de cabeza, sino que inicié a perder el de cejas, brazos, pecho, espalda, brazos y piernas, y mi piel de “blanco árabe” (pues soy descendiente de palestinos), pasó a un color casi anglosajón. La fotografía que utilizo en mis artículos tiene más o menos un año y medio, y ya había tenido que quitarme el bigote pues la mitad izquierda estaba con espacios vacíos. Otros síntomas que me han limitado casi el 100% del tiempo a vivir como ermitaño, es decir, a no salir de la casa por temor a caerme y otras cosas, las contaré en la epicrisis que haré luego si El Padre me da la oportunidad. Pero volviendo al Medio Ambiente que originó mi linfoma. Hoy en día se habla únicamente de que la alta incidencia de cáncer se debe al cigarrillo y a los rayos solares. Muchas veces me río cuando un médico al que le digo que me duele algo en el estómago, su primera pregunta es: ¿Usted fuma? Parece que las Universidades que enseñan a estos médicos, al igual que a los periodistas y otras profesiones relacionadas, se han olvidado de factores más antiguos de daños al Medio Ambiente ocasionados principalmente por las grandes potencias, y son ellas mismas las que desvían (a través de las casas farmacéuticas y ciertos medios de comunicación), la atención hacia otros orígenes. Han olvidado por ejemplo, las bombas atómicas dejadas caer sobre Hiroshima y Nagasaki (Japón) los días 6 y 9 de agosto de 1945. También todas las explosiones atómicas de prueba que se hicieron en la segunda mitad de la década de los cincuenta y tomando auge en la década de los sesenta. Cuando no era Estados Unidos, era Francia, Inglaterra y Rusia. Algunas de ellas hicieron desaparecer islotes enteros en los océanos; siendo la más potente de cien (100) megatones y confirmando los científicos que la radiación posterior remanente puede perdurar millones de años, o sea, que esa radiación nos anda circundando y por ende nuestra piel la sigue recibiendo. Han olvidado también, que desde 1953, los rusos usaron microondas para atacar al personal de la embajada de Estados Unidos en Moscú (Rusia). Un tercio del personal, eventualmente murió de cáncer a causa de la irradiación de microondas. Esa es la misma microonda que hoy utilizamos en hornos para cocina, al igual que millones de ellas tocan nuestras pieles a diario dentro y fuera de nuestras casas porque la utilizamos en nuestras redes de telefonía, transmisión de señales de televisión, transmisiones militares globales y satelitales etc. Nuestro ambiente está cargado de todo tipo de radiaciones suficientes para provocar esa alta incidencia de cáncer de piel y de todo tipo. ¿Quién nos puede garantizar que la guerra por microondas no se mantiene? ¿Quién nos puede garantizar que no se sigue liberando al ambiente radiaciones atómicas de otra clase de experimentación o de fugas de los generadores como ocurrió en el sonado caso de chernobyl, o las fugas en el terremoto de Japón? Nuestra tierra es un globo cerrado y todo lo que en este se emita circunda la totalidad del planeta en su interior. En artículos anteriores he comentado que no creo en ninguna religión, pero sí en un Ser Supremo al que llamo Padre y ha sido el generador de mi fuerza y persistencia para seguir viviendo, no veo el por qué está guerra final que se me avecina no sea otra más que pueda ganar. De hecho, estoy preparado. Busqué en Internet la última Quimio para el cáncer que padezco; en Costa Rica no la localicé en ninguna farmacia, pero sí en Estados Unidos y en Nicaragua, y por supuesto la compré en Nicaragua por su bajo precio (US $60.00). La expondré a juicio de los médicos y la mantendré como arma estratégica en caso de que la que se me aplique en el Hospital México no logre su objetivo. Estoy preparado, porque me duele perder la continuidad de TicoVisión, y ya platiqué con mi excelente amigo el Dr. Guillermo Carvajal, quien continuaría con el proyecto. Estoy preparado, porque también doy servicio de Hosting que genera mi supervivencia económica, y ya acordé con la Ingeniera María Fernanda Amey, quien viene laborando conmigo, para que ella continúe dando el servicio con mis mismos procedimientos para que mis clientes no sientan mi ausencia ni garantía de su servicio en el caso de que El Padre haya optado decidir de que ya es la hora de vernos frente a frente. Estoy preparado, porque siempre he odiado la hipocresía de las honras fúnebres y ya estoy dejando instrucciones “legales” para que mi cuerpo sea incinerado sin notificación alguna sobre mi muerte, así como la prohibición de que se haga ritual alguno en mi nombre. Estoy preparado, porque he vivido preparado y con mi conciencia libre de mácula que la empañe, toda mi vida. Y espero que quienes lean estas líneas reflexionen sobre el Medio Ambiente y luchen por salvar este bello planeta que tanto disfruté. |
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