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El peor enemigo de Don Luis Guillermo - TicoVisión | ||||||||||||
Publicado en 26/06/14 a 10:04:15 GMT-06:00 Por Administrador | ||||||||||||
Lo que era de esperarse que sucediera, está sucediendo. Funcionarios colocados por los gobiernos liberacionistas anteriores en organizaciones públicas clave para obtener un mejoramiento en el costo de la vida del pueblo... Por Alfonso José Palacios Echeverría 26 de junio de 2014.- Lo que era de esperarse que sucediera, está sucediendo. Funcionarios colocados por los gobiernos liberacionistas anteriores en organizaciones públicas clave para obtener un mejoramiento en el costo de la vida del pueblo, se están oponiendo a las propuestas del actual gobierno o a dar, al menos, las explicaciones correspondientes a sus responsabilidades, al señor Presidente de la República. Las organizaciones autónomas continúan blindadas mientras sigue la orgía de gastos, prebendas y desorden administrativo. Parece una estrategia muy bien montada: resistencia y oídos sordos en las instituciones, y efluvios de cooperación en la Asamblea Legislativa (que no sé cuánto durará, porque no se ha puesto a prueba todavía). Lo primero de forma silenciosa y desconocida por los ciudadanos, la segunda publicitada, aunque no han faltado amenazas de no cooperar, si alguien del PAC se atreve a pasarse de la raya, así sea con una broma. Ya tenía Liberación Nacional harta experiencia en desconocer las directrices presidenciales, con su propio gobierno, cuando le hacían caso omiso a la señora Presidente anterior, al punto de que la llamaban “pintadita en la pared”, lo cual demostraba fehacientemente que era otro el poder fáctico que gobernaba, y que ahora se opone a lo más elemental, para entorpecer el andar de los nuevos inquilinos de Zapote. Por otro lado, las organizaciones públicas, de todos los poderes, están llenas de mandos intermedios colocados allí para mantener el control a favor de dicho “poder”. Lo cual va desde no hacer caso a las directrices presidenciales hasta mantener la impunidad de funcionarios cuestionados, empresarios privados y autoridades eclesiásticas, dejando pasar el tiempo hasta que las causas prescriban. Nadie estaría en contra de pagar más impuestos y tasas por servicios si los mismos mejoraran sustancialmente, pero no, lo que se busca es cobrarnos más por agua, electricidad y telefonía, transporte público y otras cosas, sin que se mejore nada en lo más mínimo, sino que los aumentos sirven para engrosar los beneficios que reciben los funcionarios de las organizaciones, a través de convenios colectivos leoninos. La estrategia es clara: mantén contenta a la burocracia, porque de ella depende realmente el éxito o el fracaso de cualquier gobierno. El burocratismo, reconocido como el modo de actuar de quienes ejercen tal práctica de manera inadecuada, resulta muy dañino. Este deriva de la incapacidad, ineficiencia, pereza y hasta oportunismo o extremismo de ciertos individuos que se convierten en una especie de muralla infranqueable cuando de dar solución a las dificultades se trata, poniendo, incluso, en peligro el desarrollo de la nación. ¿Quién no ha topado alguna vez con especímenes de esta índole? La respuesta con certeza es positiva y es que, casi como una plaga, aparecen en cualquier lugar: una empresa, banco, entidad de salud o educación, en la farmacia, un centro de prestación de servicios... Y precisamente en ello consiste el modus operandi de ese enemigo llamado burocratismo. No busca más que entorpecer las gestiones, hacerlas lentas y engorrosas; en fin, complicar en extremo la vida de las personas, y al mismo tiempo, frenar el buen desenvolvimiento de toda la sociedad. A lo que pudiera hacerse en un día se le dedican dos, tres y hasta una semana. Y si precisa de este último lapso entonces esperaremos un mes, ‘en el mejor de los casos’, dirían muchos de los lectores. No se trata de ir en contra de las reglas establecidas, ni de negar la existencia de niveles de autoridad que garanticen la toma de decisiones oportunas y certeras, y por consiguiente, de la disciplina. Si ese mecanismo funcionara bien, con seguridad el vocablo no fuera conocido del modo más peyorativo. Solo que el peloteo, el papeleo, la espera de disposiciones que vienen de arriba o de la voz autorizada, el divorcio entre los dirigentes y los empleados, y el egoísmo, entre otros males, no guardan ninguna relación con la primera de las acepciones ofrecidas por la RAE: “organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios”. Este es el monstruo al que se enfrenta el actual gobierno. No es que Liberación tenga más diputados que él, sino que controla el funcionamiento de las organizaciones públicas. En primero de los casos, por transparente, se hace necesaria la negociación, el pacto, los acuerdos. En el segundo no existe nada que lo pueda erradicar, cuando el fenómeno es un cáncer que corroe la naturaleza misma de las instituciones republicanas. El más grande enemigo del cambio, de ése por el que votó el pueblo, es precisamente la red corrupta que se extiende a través de las organizaciones públicas, todas, de todos los poderes, al que costará muchísimo erradicar, neutralizar y en el mejor de los casos, convencer que Costa Rica está por encima de los intereses gremiales o institucionales. |
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