Durante el siglo XIX y hasta la constitución de 1949, jugó un papel de primer orden en la vida cotidiana de los ciudadanos. Luego vino la etapa en que se le fueron sustrayendo  funciones, ya que se requería modernizar el aparato del poder central o ejecutivo. Así, muchas funciones como salud, educación, vivienda, y notablemente servicios como agua y electricidad, fueron sacadas de las municipalidades para crear instituciones autónomas o entes especializados en la prestación de servicios, no ya locales, sino nacionales.

De nuevo en los años de 1970, al tenor de algunos guías ideológicos del Partido Liberación Nacional (PLN), se volvió de nuevo a pensar en devolverle algunas funciones. Recuerdo los artículos de Armando Arauz en defensa de la institución municipal, don Armando vio en la municipalidad la posibilidad de una mayor democratización de la vida política del costarricense.

Algunas reformas importantes en la dotación de recursos a las municipalidades como lo han sido el cobro del impuesto territorial y el fortalecimiento de algunos tributos, han permitido el fortalecimiento de las municipalidades. Reformas como la separación de las elecciones nacionales para presidente de las elecciones de las autoridades municipales han buscado continuar en ese proceso de fortalecimiento del ámbito de poder local.

En las actuales circunstancias pareciera necesaria una revisión de la instancia municipal, ya que durante las últimas décadas han perdido el empuje que requieren. Dentro de los elementos que más perturban la vida municipal está el desmedido poder del alcalde sobre los Concejos Municipales, al punto en que el alcalde se ha convertido en la figura prominente del poder local. Y es que justamente a través de órganos como los Concejos de distritos una idea interesante que no ha calado hondo en la vida municipal.

La carencia de visión de muchos alcaldes, hace necesario que procesos de transparencia aparezcan en la vida municipal. No se trata ahora de la entrega de informes que algunos  confunden con la transparencia de la municipalidad, no se trata del ejercicio democrático real donde el alcalde y el Concejo Municipal presenten una rendición de cuentas de  los logros y metas de la vida local.

La municipalidad debe fortalecerse en aras de un fortalecimiento de la vivencia democrática; hoy no creo que la lucha haya de ser la de más ingresos para las municipalidades; hoy la lucha pasa por una definición precisa y exacta del Código Municipal que permita que la institución municipalidad pueda llegar de manera transparente hasta el ciudadano. De igual manera los mecanismos de control y evaluación ciudadano de las acciones de quienes ejercen el poder local incidirán  en un fortalecimiento de la democracia local. Nos queda un largo trecho por recorrer para transparentar esa modernización necesaria de la vida de las pocas instancias que nos heredó la vida colonial.

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*  Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.