Si revisamos la historia social y política de América Latina antes de 1821, vemos más bien como nuestra independencia puede considerarse que se dio en una fecha relativamente tardía, toda vez que ya en el cono sur se habían liberado grandes movimientos militares entre las fuerzas anti- españoles y las fuerzas adeptas a la corona. Por eso  vemos la existencia de una enorme lista de próceres independistas  en todo el continente: Simon Bolivar, Sucre, San Martín, Santander, Belgrano y recordamos batallas decisivas como la batalla de Ayacucho entre fuerzas conservadoras y fuerzas que aspiraban por la ruptura de la subyugación del imperio español.

En la parte norte del continente, el famoso grito de Dolores de Hidalgo y Costilla en el México de 1810, despertó el espíritu de ruptura y consolidó la independencia de México justamente un 15 de septiembre pero de 1810. Lo que queremos indicar sin entrar en detalles de los próceres y las batallas en todo el continente, que los aires independistas habían despertado mucho antes y que a través de panfletos, hojas y libros desde 1800 empezaron a circular por todo América noticias de grupos que se oponían a las corrientes de seguir unidos al ya decadente imperio español.

Hubo dos momentos especiales que marcan el declive del imperio español, uno de orden militar. 1) Las derrotas del ejército español en todas las batallas  militares que los enfrentaron a los ingleses y a otras potencias europeas como Francia y el saqueo constante de la piratería en toda la región de Latinoamérica, fueron debilitando la imagen de fuerza de la armada española.

2) El segundo hecho tiene que ver con la toma de conciencia en España del deterioro de su condición imperial y la convocatoria a las “Cortes de Cádiz”. Las Cortes de Cádiz que concluyeron con una constitución donde se modernizaba la administración colonial, si bien es cierto no garantizaba la ruptura, pero si abría espacios para lograr vínculos más integrales entre España y América Latina.

Luego y ya con mucha anterioridad a todos estos grandes citados, no podemos olvidar dos eventos claves como lo fueron la Independencia de las 13 colonias del Imperio Ingles, la independencia de Haití de manera muy temprana del imperio Francés  y  por último el gran movimiento que fue la revolución francesa.

De manera que viendo la historia como un proceso, nos percatamos que hubo en todo el continente desde muy temprano la visualización de romper el “pacto colonial” y de  formar nuevos estados que tuvieran su propia soberanía.


NUESTRA INDEPENDENCIA DE LA CORONA ESPAÑOLA

Por eso nuestra independencia no puede desligarse de todos esos macro procesos; es lógico entender que no fuera toda la población civil la que estuviera informada y pudiera seguir el día a día de los procesos de independencia, pero si hay evidencias de que las élites cultas recibieron mucha de la literatura y de los panfletos que circularon por  La Capitanía General  de Guatemala que era la sede del poder colonial en América Central.  Y por lo tanto fue ahí un 15 de septiembre de 1821 donde se consolidó y redactó el acta de independencia. Y esa es la fecha que no cierra el proceso pero que lo corona como un acto trascendental donde  se redacta un acta y se envía la misma por todos los territorios de la Capitanía General.

Sobre ese punto se ha establecido el  acuerdo y el punto de inicio de la ruptura del pacto colonial que para unos historiadores las discusiones posteriores en cada país fueran las que definieran la consolidación del acto independista es otro tema.  

En todo caso, hoy para los países de América Central existe en consenso que esta es la fecha en la podemos festejar el surgimiento de países independientes y donde por primera vez, se nombraron autoridades locales en todos los cargos y que marcan el surgimiento de un mosaico de pequeños estados en una región que sigue guardando un gran significado geopolítico.


UNA NOTA FINAL

Si bien es cierto, es claro que la independencia de España se firmo un 15 de setiembre de 1821, nuestra verdadera independencia y nuestro deseo de autodeterminación, se vio confirmado  en 1856 con las batallas claves de Santa Rosa, Rivas y el rio San Juan, ahí al fragor de intensas batallas, nuestros abuelos conscientes de su responsabilidad histórica ofrendaron sus vidas al altar de la Patria y concluyeron el proceso de organización del nuevo orden social y económico.

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*  Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.