los involucrados -como José María Figueres- viajaran por el mundo dando conferencias hasta que venció el delito, con la colaboración de la fiscalía general -que entre pecado de acción y omisión- permitió que todo pasara por debajo del agua…

Como decía don José Merino: “La mayoría de los delitos que conmueven a la sociedad por el monto de lo robado quedan impunes. ¿Cuántos responsables de la quiebra del Banco Anglo, del escándalo de asignaciones familiares y compensación social de las estafas con los CATs, Incentivos Turísticos, concesiones de obra pública, evasión tributaria, casos ICE-Alcatel, la Caja-Fischel y un larguísimo etcétera. ¿Están tras las rejas?”.

Y podríamos seguir y seguir alargando la lista: los Fondos de Contingencia Agrícola, BICSA, CODESA, Banca “off shore”, Fondos de Emergencia, Aviación Civil, el ministro Dobles y sus concesiones, la Trocha Fronteriza, los malos arreglos de carreteras, el intento de regalar los muelles de JAPDEVA a las transnacionales, el robo diario que da con los peajes en carreteras que ni cumplen con las necesidades del pueblo ni han hecho la inversión que cobran como suya, los pagos a consultarías de los amigazos de Leonardo Garnier, las planillas paralelas en el ICE…

Y ante ello hay que agregar otro elemento: El olvido. El olvido es una de las principales fuentes de impunidad y la impunidad a su vez una de las fuentes de la corrupción misma, porque se ve avalada por los poderes de facto que terminan controlando nuestras instituciones democráticas.

Y es que estamos cansados y cansadas de que todos los días se muestren en la “tele” cómo capturan a los pequeños vendedores de drogas en los barrios marginales de nuestras ciudades, mientras no se apresa a ninguno de los grandes capos que habitan en mansiones, en los residenciales exclusivos de moda, que compran autos de lujo, yates y helicópteros sin que nadie pregunte nada… esos ¡son intocables! Ni qué decir de tratar de identificar el lavado de dólares quitando el secreto bancario, ya andan ¡pegando el grito al cielo!, pero dígale a una humilde señora de Upala que abra una cuenta de ahorro para que vea cómo ¡le investigan hasta lo que comió la semana pasada!

El señor Jorge Chavarría es un buen ejemplo de fomento a la impunidad… ayer se reeligió como fiscal general pero, sólo por ejemplo, no ha iniciado la acusación contra Oscar Arias, quien emulando a los rastreros traidores que regalaron nuestro Caribe o nuestro Sur a Mamita Yunai, quería regalar nuestra riqueza y nuestra salud ambiental a la Empresa Infinito Gold.

La impunidad, la corrupción y el neoliberalismo son hermanos de sangre. Aquí por todas partes  desfilan sus hijos y hasta dan cátedra de ética, y de ¡derechos humanos! Ahora abogan incluso por terminar con las instituciones públicas, para que no haya más que robar. Para qué, si ¡ya se han robado impunemente todo!

El pueblo sabe quiénes son los corruptos, pero no tiene los recursos para llevarlos a la cárcel, y cuando tiene los recursos, de nuevo están ahí los poderes fácticos señalando quién puede y quién no puede ser juzgado.

¡Esto es muy grave, pero muuuy grave, porque la impunidad significa cada vez más pobreza para el pueblo, significa pérdida de democracia, y significa derrota moral para quienes cada día crean la riqueza con su trabajo!

Y este llamado al pueblo costarricense es porque, o somos parte del problema o somos parte de la solución. No podemos permitir más impunidad porque es la que legitima la corrupción.