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Crisis fiscal y estancamiento económico: Costa Rica una economía en depresión - TicoVisión |
Publicado en 24/10/14 a 06:33:38 GMT-06:00 Por Administrador |
El débil comportamiento de las exportaciones es seguramente consecuencia de un par de factores: el estancamiento general que padece la economía mundial, incluyendo los principales mercados de las... Costa Rica una economía en depresión Por el Dr. Luis Paulino Vargas Solis * El 20 de octubre pasado La Nación publicó una nota titulada “Gasto de consumo de las familias pierde potencia”. Varios indicadores son examinados para dejar en evidencia lo que, en todo caso, viene siendo obvio para cualquier analista económico medio informado: que el gasto de consumo de familias y personas ha venido perdiendo fuerza, dentro de un movimiento declinante que empieza a manifestarse en 2010 y el cual, por lo tanto, se ha prolongado por un período extenso sin que, a la fecha, muestre signos de mejoría. Al día siguiente, ese mismo medio publicó una nota que hace referencia al modestísimo ritmo de crecimiento de las exportaciones. Si uno se remite a la página web del Banco Central, podrá confirmar que éste es un fenómeno que empezó a manifestarse desde tiempo atrás. En los años posteriores a 2009 las exportaciones no lograron recuperar su dinamismo previo a ese año, pero, en particular, en los últimos dos años han quedado prácticamente estancadas. Si revisamos la información atinente a inversión de las empresas (según el indicador “formación bruta de capital”), se notará que también esta variable muestra un comportamiento declinante. Las razones de por qué ocurren tales cosas son diversas. En el caso del consumo de las familias inciden con seguridad dos fac- tores: el agudo deterioro del empleo y el trazo declinante que el poder adquisitivo de los salarios viene dibujando por ya varios años. No sabemos si podría estar incidiendo también el peso de un endeudamiento acumulado que, llegados al momento actual, obliga a un ajuste restrictivo del gasto familiar. Probablemente hay también hay un factor subjetivo: la gente se siente insegura y teme por su futuro, lo cual la lleva a ser más comedida en su gasto. No es, sin embargo, algo antojadizo, ya que, como he indicado, detrás está la realidad de una muy mala situación del empleo y un deterioro tendencial y acumulativo del poder adquisitivo de los ingresos familiares. Imposible entonces no sentirse pesimistas. El débil comportamiento de las exportaciones es seguramente consecuencia de un par de factores: el estancamiento general que padece la economía mundial, incluyendo los principales mercados de las exportaciones de Costa Rica, y, a la par, el alto grado de sobrevaloración del colón frente al dólar. Lo primero recorta el dinamismo de la demanda proveniente del mundo; lo segundo eleva los costos relativos de las exportaciones y las pone en riesgo de perder mercados. Aunque siempre hay sectores a los que les va mejor, lo cierto es que todo esto demarca un contexto general poco propicio para muchas empresas, las cuales seguramente perciben que sus ventas no van bien y que, por lo tanto, sus ganancias no se mueven como quisieran, siendo que, además, aquellas que compiten con productos importados, también sufren el castigo de la sobrevaloración del colón frente al dólar. Y aunque no es infrecuente que las empresas traten de resolver el problema mediante una presión laboral más intensa y jornadas más largas (es a eso a lo que en Costa Rica llaman “eficiencia”), y procuran además contener los salarios, al cabo esos mecanismos resultan dañinos. Ello es así puesto que la resistencia física y mental de las personas trabajadoras no es infinita y su motivación y productividad declinan cuando se abusa de su esfuerzo y capacidad. Pero, además, la opción de restringir los salarios actúan como un bumerang: se deteriora el poder adquisitivo de las personas, lo que a su vez incide negativamente en el consumo y, por lo tanto, frena las ventas de muchas empresas. En vista de todo lo anterior, no es de extrañar que también en las empresas cunda el pesimismo, lo que las hace más cautelosas a la hora de decidir sobre nuevas inversiones. Ello se refleja en los datos no muy halagadores de la “formación bruta de capital”. O sea, el panorama económico general está dominando por un humor sombrío y, a la vez, está afectado por un cúmulo de factores económicos de signo negativo. Ello da lugar a una suerte de círculo vicioso: produce un crecimiento económico muy bajo con graves problemas de empleo, todo lo cual a su vez incide en que el deterioro de las expectativas continúe y el estancamiento se prolongue. Es razonable pensar que la economía de Costa Rica atraviesa una fase de depresión económica que ya se prolonga por siete años (empezó en 2008). Habló aquí de depresión en un doble sentido: por el largo período implicado y porque durante todo ese tiempo el desempeño de la economía se mantiene, de forma sostenida, por debajo de sus estándares históricos. Pero con un agravante adicional: en los últimos dos años -2013 y 2014- la debilidad económica da signos de agudización. Desde 2009 el déficit fiscal se sitúa en niveles considerables y tendencialmente crecientes. Ya son seis años consecutivos y, con mucha seguridad, su persistencia, e incluso su tendencia a agravarse, en buena medida se deben a la debilidad general de la economía, ya que ello incide negativamente sobre los ingresos que el gobierno recauda. Pero incluso en presencia de tal déficit, la política fiscal se ha esforzado por contener al máximo sus gastos de consumo y sus inversiones, lo cual se refleja claramente en las estadísticas de cuentas nacionales. De manera que tampoco la demanda que el gobierno crea tiene un efecto estimulante apreciable sobre la economía, ya que se la mantiene encorsetada tanto como se ha podido. Si el anterior análisis es correcto, ello debería conducir a tres conclusiones principales: a) La “austeridad fiscal” tan solo recortaría adicionalmente el muy disminuido empuje de la economía, arriesgando, incluso, aproximarla a los límites de la recesión abierta; b) Al debilitarse aún más la economía, con ello se debilitarán adicionalmente los ingresos tributarios del gobierno, por lo que, en vez de aminorarse, el problema del déficit fiscal podría agravarse; c) Es tarea urgente explorar y poner en marcha nuevas alternativas de política pública, orientadas a la dinamización de la economía, para romper el círculo vicioso de la depresión económica, generar empleos abundantes y de calidad y disminuir el déficit fiscal de una forma sostenible. *Dr. Luis Paulino Vargas Solís. Licenciado en Economía; Maestría en Relaciones Internacionales; Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas. Áreas de especialización: Globalización, desarrollo, estrategias de política económica, neoliberalismo, mercados y relaciones de poder, y movimientos sociales. Director a.i. Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE); Coordinador Programa Globalización, Cultura y Desarrollo. Fuente: http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2014/10/crisis-fiscal-y-estancamiento-economico.html |
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