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La desértica Palestina que nunca existió - TicoVisión |
Publicado en 05/12/14 a 07:04:21 GMT-06:00 Por Administrador |
"¿Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra?", dijo el invasor. Vídeo que contiene fotografías de diferentes ciudades palestinas en los años 20 y 30 del siglo pasado, antes de la creación del estado de Israel... Sami Abu Shehadeh y Fadi Shbaytah Todos los opresores tienen que mentir sobre la realidad, sobre sus intenciones y sus hechos. No pueden ir con la verdad por delante. Uno de los lemas sionistas más importantes y de mayores consecuencias fue aquel de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, completado por la famosa frase de Golda Meir en la que negó la existencia de los palestinos. La mentira sionista es que Palestina era una “tierra sin pueblo”, un desierto sin habitantes que ellos lograron florecer. Pero en la guerra de 1948, expulsaron o huyeron alrededor de 750.000 palestinos y destruyeron decenas de ciudades y pueblos. Levantaron el estado de Israel sobre una limpieza étnica del territorio. Pero ese holocausto no era judío, sino cometido por judíos. Antes de la Nakba de 1948 Jaffa era el epicentro de la economía palestina. Desde principios del siglo XIX los habitantes de Jaffa han cultivado cítricos, especialmente naranjas, en sus tierras. La demanda internacional de naranjas procedentes de Jaffa dio a la ciudad una fama mundial e hizo que ésta se hiciera un lugar en la economía global. Para los años treinta Jaffa exportaba millones de cajas de cítricos al resto del mundo, lo que proporcionaba miles de puestos de trabajo a los habitantes de la ciudad y de sus alrededores y los unía a los principales centros comerciales de la costa mediterránea y del continente europeo. Con el éxito económico de la exportación de cítricos la ciudad fue testigo de la emergencia y crecimiento de varios sectores económicos relacionados con él, desde bancos hasta empresas de transporte por tierra y mar, pasando por empresas de importación y exportación. A medida que la ciudad iba creciendo, los empresarios de Jaffa empezaron a desarrollar la producción industrial local con la apertura de empresas metalúrgicas y otras que producían vidrio, hielo, cigarrillos, textiles, dulces, equipamiento para el transporte, agua mineral y carbonatada, y diferentes productos alimenticios, entre otros . Además del comercio y de la industria, el turismo fue un tercer pilar fundamental de la economía de Jaffa durante el Mandato. Decenas de miles de turistas y de peregrinos visitaban la histórica ciudad cada año, tanto por los emplazamientos con valor histórico y religioso, como por sus magníficos edificios y los santos lugares cristianos repartidos por toda la ciudad. A medida que fue creciendo la industria del turismo de Jaffa fue creciendo también su infraestructura de comunicaciones y la red de transportes que la conectaba con el resto de Palestina y del mundo árabe. Gracias a la cada vez mayor cantidad de hoteles y de compañías de transporte, y al creciente número de servicios relacionados con el turismo se fueron haciendo más inversiones y creando más puestos de trabajo para los residente de Jaffa. Jaffa fue también la capital cultural de Palestina ya que en ella se publicaban decenas de los principales periódicos del país, incluyendo los diarios Filastin y al-Difa', y había también estaban ahí las principales editoriales. Los principales cines y los más suntuosos estaban en Jaffa, lo mismo que decenas de clubes deportivos y sociedades culturales. Las propias sedes de algunas de estas sociedades, como el Club Ortodoxo y el Club Islámico, se han convertido en centros histórico que todavía son testigos de la historia cultural de la ciudad. Durante la Segunda Guerra Mundial las autoridades del Mandato británico trasladaron a Jaffa la sede de los estudios de la emisora de Radio Oriente Próximo, que de 1941 a 1948 se convirtieron en un centro cultural de la ciudad. La creciente importancia cultural de Jaffa fue acompañada de cada vez mayores intercambios culturales e interconexiones con los principales centros culturales de la región, como El Cairo y Beirut, lo que convirtió a la ciudad, apodada cariñosamente la Novia del Mar, en un minarete cultural de la región. |
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