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La otrora patria nuestra, cuna del bien común - TicoVisión |
Publicado en 08/03/15 a 03:41:43 GMT-06:00 Por Administrador |
Sé qué estoy diciendo y muy consciente de lo que estoy aseverando, de lo que no puedo dar fe es de en qué país estoy viviendo. Sé cuál es mi país, lo que no sé es en qué momento este país dejó de ser el que solíamos... La otrora patria nuestra, cuna del bien común Por Greivin Valverde * ¿En qué momento el país se nos fue de las manos? ¿A qué horas, cuándo fue que permitimos que Costa Rica se corrompiera hasta los huesos? Sé qué estoy diciendo y muy consciente de lo que estoy aseverando, de lo que no puedo dar fe es de en qué país estoy viviendo. Sé cuál es mi país, lo que no sé es en qué momento este país dejó de ser el que solíamos querer y del que sentíamos orgullo y se llenó hasta las mangas de delincuencia, corrupción y narcotráfico. ¿Cuándo empezó a ser presa del crimen organizado, la violencia y el narcotráfico? Hoy, en contubernio escandaloso, la prensa y la cúpula empresarial pegan el grito a los cielos haciéndonos creer que aquí es imposible sostener una empresa, debido al precio de la electricidad y los niveles de tributación que afectan las ganancias empresariales, en un intento de no permitir jamás que dejemos de mantener en el poder a quienes defienden sus intereses, a quienes aprueban sus negocios, a quienes esconden, maquillan y justifican las jugosas ganancias de las grandes corporaciones nacionales y multinacionales, los medios mediáticos, y de seguro los servicios de seguridad del gobierno norteamericano. Pues igual que en Venezuela, Argentina, Ecuador, y Bolivia, cuyos aleteos de independencia amenazan el dominio del gobierno gringo, sobre lo que considera su traspatio y los privilegios de sus cómplices. E igual que ante el fracaso del ALCA el gobierno de Barack Obama, lo que este representa y protege; nos quiere imponer ahora la Iniciativa del Pacífico, con la colaboración de nuestros grupos dominantes, asustados. Una explicación razonable de la conducta asocial de los grupos dominantes es el miedo de perder sus privilegios. Están temblando de miedo ante la terquedad de la crisis y la agravan con su insistencia en la austeridad para los demás, sin aceptar una de las leyes inviolables de su credo: que no hay mercado sin demanda. Y no hay demanda sin empleo. Los costarricenses empezamos a perder de vista nuestro país, desde que estamos olvidando que la esencia de la política es la búsqueda en conjunto del bien común. Uno de los efectos más avasalladores del capitalismo globalizado y de su ideología, el neoliberalismo, es la demolición de la noción de bien común o de bienestar social. Sabemos que las sociedades civilizadas se construyen sobre tres pilares fundamentales: la participación (ciudadanía), la cooperación societaria y el respeto a los derechos humanos. Juntas crean el bien común. Pero el bien común ha sido enviado al limbo de la preocupación política. En su lugar, han entrado las nociones de rentabilidad, flexibilización, adaptación y competitividad. La libertad del ciudadano es sustituida por la libertad de las fuerzas del mercado, el bien común por el bien particular, y la cooperación por la competición. La participación, la cooperación y los derechos aseguraban la existencia de cada persona con dignidad. Negados esos valores, la existencia de cada uno no está ya socialmente garantizada ni sus derechos asegurados. Como consecuencia, cada uno se siente impelido a garantizar lo suyo: su empleo, su salario, su auto, su familia. Impera el individualismo, el mayor enemigo de la convivencia social. Nadie es animado, por tanto, a construir algo en común. La única cosa en común que queda es la guerra de todos contra todos con vistas a la supervivencia individual. Costa Rica necesita fundar una nueva República, esta carrera fraticida por donde las fuerzas neoliberales y la prensa industrializada pretenden llevarnos al despeñadero, tiene que detenerse de cualquier manera. La elección popular de nuestros gobernantes se volvió un show mediático donde nos presentan una lista de cinco finalistas (aún no se sabe cómo eliminaron a los otros 8 ) de esos cinco propusieron dos extremistas, uno sin fuerza y otro que sabía que jamás ganaría, tan convencido estaba de su fracaso electoral que murió en la víspera de su sepelio, por lo que entonces 1.3 millones de indignados, inocentes y esperanzados compatriotas fueron a elegir un presidente que ya estaba elegido. Sí, ya estaba elegido igual que ya eligieron que una vez más el cartel del PLN volverá al poder. ¡No me confunda con un clarividente! Quien no debe confundirse una vez más es usted. * El autor es Director Artístico de la Sala Quijote Teatro Estudio, San José, Costa Rica. |
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