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Historia y recuerdos de un ser normal con sus dudas y reafirmaciones - TicoVisión |
Publicado en 13/03/15 a 05:45:17 GMT-06:00 Por Administrador |
Aquellos días vividos en mi infancia, los recuerdo como en una nube de algodón, fueron a pesar de la escasez y la opresión, unos años llenos de amor y agradezco a mis padres, que en lugar de reprimir mi creatividad... Historia y recuerdos de un ser normal con sus dudas y reafirmaciones Por Ángel Frías Coca Escritor y Analista A veces me pregunto, ¿A dónde fue a parar aquel niño, después de su paso por la vida? Hace apenas 66 años que vine a este mundo formado por toneladas de ignorancia, y es de suponer, que al venir a la vida mis padres comentaran entre ellos que qué podían hacer conmigo, lo digo tan solo por la que estaba cayendo. Eran años duros, estábamos en plena posguerra, La educación era más bien inexistente, España quería aparecer en el mundo y el resto de ese mundo al que queríamos unirnos, simplemente no estaba dispuesto a aceptarnos. Al parecer no éramos el ejemplo a seguir. Me pusieron por nombre Ángel cuando en realidad debería a ver sido Joaquín, que era el nombre de mi padrino, pero en fin, existimos o transitamos por este planeta, cientos de casos con un nombre que al parecer no tenía porque ser cosa por otro lado sin importancia, ni tendría el por qué aclarar, que llamarme Ángel, no puso ni quitó rey, lo digo porque quiero que se sepa que no tengo nada en contra de mi nombre y menos en contra de mis creadores, unos seres a los que agradezco la educación que me inculcaron, puesto que ellos se preocuparon de enseñarme sus sentimientos, dejando con ello y a mi libre albedrío, el cómo yo quería o debería ser. No recuerdo, que ellos se sentasen en mi cama a la hora de dormir, para contarme ningún cuento, ya que como dije antes no estaban los tiempos para romanticismos, ni siquiera como algunos personajes cuentan que les paso, formando mi mente para los golpes venideros, intentando darme consejos que a la postre y por el resultado visto, fueron sino vanos, como poco insuficientes para la mayoría de los mortales, simplemente me enseñaron a ser persona, a pensar por mí mismo y a saber que con la cuchara de palo que escogiese, seria con la que al final tendría que comer. Nunca me dijeron, o intentaron influir en mi a través de la religión, o con la profundidad de las palabras, ni pronunciaron frases tan sin sentido como, qué hacemos nosotros en este mundo, de dónde venimos, o a donde vamos, y menos en esa enseñanza tan poco afortunada de hacerme pensar en la bondad de Dios, simplemente me enseñaron a ser y estar. Dicho de otra forma, sus enseñanzas fueron más encaminadas a que en vez de culpar al bien o al mal establecido, sentir la culpabilidad de mis malas acciones sin por ello pecar, puesto que esos errores que alguna vez cometemos forman parte de la vida, pero sobretodo a no escudarme en esas falsas creencias, para poder decir lo siento. También tuve la suerte de que me aconsejaran el cómo ser fuerte y a no angustiarme ni tener miedo al enfrentarme con la maldad de la gente, ellos me enseñaron a luchar y ser una persona consecuente ante las adversidades vida. Fue muy corto el tiempo en que acudí a la escuela, y viéndolo después de todas mis vivencias comprendo el por qué, simplemente eran otros tiempos, eran otras las necesidades las que se tenían, quizás las de subsistir, y ahora, no es que me alegre, pero como digo, comprendo algo más las necesidades de aquellos tiempos. Veo a las escuelas y métodos de enseñanza como meros instrumentos que tan solo sirven para inculcar una serie de conocimientos, aún a sabiendas de que no son los correctos, ya que bajo mi perspectiva la escuela debería ser el lugar donde se nos preparase para afrontar la vida, no hacer lo que se está haciendo y que no es otra cosa, que destruir la individualidad y la creatividad, convirtiendo a las personas en robots al servicio de la comunidad, olvidándose a sabiendas que ni los profesores ni las direcciones escolares ejercen influencia alguna en la formación psicológica de las personas. Por todo ello pienso que la educación que se me dio, estaba de acuerdo con la más absoluta de las verdades y esa verdad no es otra, que la de no ejercer el temor a equivocarse, un niño tiene que ver la vida de colores, sin claroscuros que dificulten su raciocinio, sino lo convertirás en un ser angustiado y con temor a enfrentar su destino. Aquellos días vividos en mi infancia, los recuerdo como en una nube de algodón, fueron a pesar de la escasez y la opresión, unos años llenos de amor y agradezco a mis padres, que en lugar de reprimir mi creatividad, diciéndome lo que está bien o mal, visto bajo el prisma de la religión, me inculcasen el respeto sin temor, como también agradezco el que casi nunca me prohibiesen nada y que cuando cometía alguna de las fechorías que suelen cometer los niños, no me asustasen con la venida del coco, sino que intentasen que yo mismo viera el mal cometido, inculcándome la idea de que todo lo sucedido, eran partes de las enseñanzas necesarias para una buena formación. Es por todos aquellos buenos recuerdos el que muchas veces me pregunté ¿A dónde fue a parar aquel niño después de su paso por la vida? |
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