sos que adquieren ambas partes – empleado y empleador- deben ser considerados que son por y para las personas, que conviven diariamente con todas las circunstancias que lo rodean, o sea, su comunidad, la cual puede ser afectada por sus actuaciones y condiciones de trabajo y desempeño.

    Por ejemplo, el derecho a huelga es una herramienta eficaz cuando es utilizada responsablemente y como respuesta última a un proceso en negociación. Los derechos de los trabajadores de una empresa o institución  determinada, no pueden estar por sobre los derechos de todos los miembros de la sociedad. Existe un sindicalismo libre porque existe democracia. Si ésta no existiera no habría sindicatos. Y es responsabilidad de todos los involucrados: patronos, trabajadores y autoridades, el que estas metas se cumplan y que se cumplan efectiva, democrática y justamente. El compromiso es con el ser humano y el bien común, desde la trinchera de cada uno y en especial desde el sitio de trabajo, porque es ahí en donde se reciben las condiciones mínimas para el inicio de una convivencia digna, sana e igualitaria.

    Citando de nuevo a Flores Opaza, “el rol de los sindicatos no sólo debe ser la mera defensa de los intereses individuales y colectivos de sus miembros, sino que también debe ser la defensa y desarrollo de los intereses de la sociedad en que se inserta. Concretamente, el sindicato no es sólo una mera organización integrante de la sociedad, es también; corresponsable de su desarrollo, y actor social comprometido con la superación de sus imperfecciones.” Al fin y al cabo, los derechos de los trabajadores son derechos humanos, como lo son también los de toda la sociedad, pues como dijo la Central de Trabajadores Argentinos: “Las organizaciones de trabajadores, en cuanto instituciones de desarrollo social, tenemos un papel insustituible como promotoras de las transformaciones sociales y defensoras del desarrollo humano sustentable…”, pero ese trabajo debe ser además responsable para y con la totalidad de los miembros de la comunidad.

    Todos tenemos un trabajo, que no debe ser visto como una necesidad, sino como una vocación y un medio de desarrollo personal, pero que sirva al mismo tiempo de estímulo en la consecución del bien común y una justicia social real y moderna.

    En Francia se dice que  “los gobiernos van y vienen, mientras que los sindicatos permanecen”. Y ciertamente eso es real, pero también lo es,  el que los partidos políticos serios y organizados, así mismo permanecen. Sin embargo, creo que un sindicalismo moderno y responsable, debe ser diferente a las organizaciones políticas, que más que el desarrollo individual y social, buscan imponer un modelo económico, mucha veces teórico,  basado en una  ideología que en la práctica  quizá no exista.

    Cuando los partidos políticos vieron la necesidad de apoyarse  en los sindicatos, para aumentar su caudal electoral, no cayeron en la cuenta de que estaban abriendo las puertas para que la masa trabajadora descubriera sus derechos, no solo laborales, sino que sociales y su responsabilidad para con la sociedad. Lamentablemente muchos de esos derechos se han convertido en privilegios odiosos, que no llegan a disfrutar todos los costarricenses. Ahí es donde la sociedad debe exigir al  sindicalismo respeto por los demás,  pero, sobre todo, exijamos al sindicalismo local que demuestre su responsabilidad con la comunidad, para convencer a sus detractores, que la convivencia pacífica y respetuosa de las leyes, es una herramienta más en la consecución del máximo objetivo nacional: el bien común y la paz social.

    Responsabilidad. Ese es el objetivo con el cual debemos trabajar todos que queremos a nuestra Patria, ya seamos parte de un partido político o de un sindicato, pero sobre todo, como recién dijo el Papa Francisco en Estados Unidos: “… la política es el reflejo de nuestra necesidad para vivir en sociedad y construir para lograr el bien común”.