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San José.- La Defensoría de los Habitantes calificó como “urgente” la necesidad de que el Estado pueda realizar una profunda revisión en la eficacia de las acciones públicas que ejecuta hacia los habitantes, con el objeto de que pueda introducir en tiempo, todas aquellas correcciones que posibiliten impulsar un verdadero desarrollo nacional.

Así lo hizo ver la Defensora de los Habitantes, Ofelia Taitelbaum, en su discurso anoche durante la presentación de los resultados del decimosexto Informe del Estado de la Nación, que auspicia la institución en conjunto con las universidades públicas y el Conare.

Para la Defensoría, los datos que arrojan este Informe no significa que el país debe caer en el pesimismo total pero tampoco en la alegría absoluta, donde existen razones para la satisfacción, pero son más las que apuntan a la reflexión, a la cautela y sin duda, a la acción inmediata.

Tener un diagnóstico que subraya una sociedad sistemáticamente más desigual en la distribución de los ingresos, con una pobreza estancada y una mayor vulnerabilidad de nuestros recursos naturales -tan solo por citar unos ejemplos- no son acontecimientos para celebrar, pero sí son realidades sobre las cuales intervenir y seguir trabajando para generar cambios estructurales.

Para la Defensoría, esta situación no quiere decir de ninguna manera, que el país lleva décadas sin hacer nada, sino en realidad significa que se ha avanzado, que los esfuerzos han sido constantes, a veces lentos, y también decisivos; pero que claramente todavía muy insuficientes y por lo tanto, requiere de su pronta atención y concentración.

El informe señala que el año 2009 ha tenido signos modestos de recuperación; pero claramente “un signo modesto” jamás es suficiente y eso debe cambiar, agregó la Defensora de los Habitantes.

El Informe del Estado de la Nación también señala que el año en estudio tiene matices importantes y que el dictamen es positivo en términos de las posibilidades para una vida larga y sana, y en el acceso al conocimiento; pero es negativo  en el acceso a vivienda digna y al desempeño en sociedad, peligros para la integridad física y patrimonial. Indica además, que la posibilidad de tener un ingreso digno tuvo resultados dispares, con mejoras en inversión social y salarios mínimos, pero con desmejoras en pobreza y desigualdad.

También el estudio indica que la estructura productiva del país logró adaptarse en el 2009 y salir adelante frente a choques económicos internacionales. Además, que en el contexto de una situación fiscal de superávit, se produjo mayor gasto y una fuerte expansión del empleo público; y que esas variables fueron utilizadas por el gobierno como una estrategia asociada al ciclo electoral.

“Entonces, de nuevo nos ubicamos en el matiz entre lo positivo y lo negativo. Por un lado, tenemos ventajas y nos beneficiamos como país; y por el otro, utilizamos esas mismas prerrogativas para sortear réditos electorales que no necesariamente favorecen a todas y todos en el mediano y largo plazo, porque los proyectos de un país que aspira al desarrollo, jamás deben danzar en los inciertos vaivenes de la política partidista y del cortoplacismo”, dijo Taitelbaum en su exposición.

Desafíos

Por otro lado, teniendo en cuenta los tres nuevos desafíos que se presentan en el informe de este año, sobre la evolución demográfica, la falta de sostenibilidad ambiental y el ámbito geopolítico, la Defensoría quiso hacer varias valoraciones porque son problemáticas recurrentes en el tiempo y resultan por demás, de carácter esencial.

El primero de ellos, es el tema conjunto del gasto social, la desigualdad y la seguridad. Se informa que el gasto social tiene un efecto redistributivo claramente mayor a inicios de la década, aunque insuficiente para contener las desigualdades que emergen del mercado laboral. Es decir, invertimos bastante pero no lo suficiente como para hacer una diferencia sostenida en el tiempo y mucho menos, para solventar contundentemente el problema.

De tal forma, -nos dice el texto del informe- el país tiene un estilo de desarrollo que le ha permitido mantener cuotas modestas de crecimiento económico, caracterizado por débiles encadenamientos sociales, productivos y fiscales, además de importantes debilidades que se han acentuado, como la desigualdad en la distribución del ingreso, que se profundizó durante el año 2009.

Valga rescatar de nuevo, manifestó la Defensora de los Habitantes, que las últimas décadas no han sido de parálisis total. “Como país hemos hecho mucho, pero también, es mucho lo que falta. Paulatinamente, año con año, ha existido una importante inversión social pública -de fuerte tendencia al aumento-, tanto sobre la pobreza como sobre la desigualdad social, pero ha sido insuficiente para solventar las brechas que produce la economía real.  Es decir, cada día invertimos más y logramos menos avances para paliar una desigualdad que no cede, que afecta mayormente a las mujeres y más bien aumenta cada día”, dijo.

Con ello, según la Defensoría, se presenta de nuevo los matices entre lo bueno y lo que no es tan bueno. Por un lado, tenemos mayores capacidades porque mejoraron los indicadores como los de educación y salud, pero por otro, la desigualdad social aumenta significativamente, sin que se combata decisivamente una pobreza que cada vez se acomoda con mayor fuerza y que el país no ha estado en capacidad de solventar la amenaza a la seguridad ciudadana, la cual, resulta cada vez más aguda.

El otro tema, no menos preocupante y que camina a un golpe de tambor casi antojadizo, es el de la Huella Ecológica. Ya son varios informes del Estado de la Nación que se refieren a los problemas de la gestión ambiental,  donde la inacción ante las debilidades estratégicas es cada vez más preocupante. Cada vez se agregan mayores dificultades en términos de la creciente competencia por el uso de los recursos naturales, normativas débiles y desorganizadas en la materia, problemas de gestión en la agenda gris… Y recientemente, se agrega que los conflictos se han comenzado ya a trasladar a zonas protegidas, lo que sin duda, compromete la conservación de nuestro patrimonio natural.

“Esto significa que no estamos haciendo lo que nos corresponde para rescatar los recursos de los cuales dependemos. Somos un país que vende turismo y que percibe importantes ingresos por este concepto; invitamos al mundo a visitar nuestro enorme y diverso patrimonio natural, pero no estamos cuidándolo con la celeridad que deberíamos y eso debe cambiar pronto, o también muy pronto, será ya tarde”, advirtió la Defensora de los Habitantes.

Taitelbaum dijo que este diagnóstico, es un llamado a la reflexión; es una pausa, no para la crítica airada y sin soluciones, sino para tomar aire y seguir adelante. Es una alarma para fortalecer y acelerar el rumbo de lo que se está haciendo bien; y es una señal que invita a ser más constantes en la superación de aquello que no está como debería y en lo que nos faltan mayores esfuerzos y voluntades.

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