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No cabe la menor duda para nadie que, el hecho de que Costa Rica obtuviera una resolución favorable, revitaliza de cierta manera a la OEA, y que de igual manera ésta se hubiera convertido en una organización definitivamente fósil y desintegrada, de haber sido el fallo contrario.

Sin embargo, esta revitalización momentánea puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos de no tomarse medidas urgentes para la modificación de sus procedimientos con el propósito de lograr una resolución sobre cualquier conflicto entre dos o más naciones, al menor tiempo posible.

Todos los medios de comunicación estábamos como popularmente se dice, “al borde del suicidio” de ver aquel cuadro, que nos traía a la memoria la etapa de la infancia, en donde era muy difícil el acuerdo para decidir quién iniciaba en el juego de rayuela.  Eso es lo que reflejaban, ser un grupo de niños malcriados que llegaron a hacer perder el tiempo al aula de la escuela, y una maestra (Secretaría General) incapaz de llamar al orden y evitar esa orgía de palabras cantinflescas que destacaban a los dos niños provocadores del relajo, Nicaragua y Venezuela, en una estrategia que a todas luces reflejaba su propósito dilatorio para llegar a un consenso o votación, período de tiempo que Nicaragua aprovecharía para completar su obra y salirse con la suya.

En el caso de Costa Rica, hubo una invasión militar por parte de Nicaragua basada ésta, en hechos que casi llegan a la prehistoria, y que con las pruebas presentadas de la “invasión”, era más que evidente el camino fácil para lograr un consenso.

La OEA debe ser un organismo ágil, que no se limite a mediar en hechos consumados, sino en prevenir a la mayor brevedad que éstos sean consumados y que darán como resultado un daño irreparable.

Creemos que un caso como el presentado por Costa Rica ante la invasión nicaragüense, se pudo haber concretado con los simples pasos planteados escuetamente como un ejemplo, y detallados a continuación:

1. Se debe ordenar a las partes detener toda acción irregular que haya sido motivo de la demanda o contra-demanda, durante se mantenga el proceso en el organismo.
   
   
2. Planteamiento,  presentación del caso y aporte de pruebas y testimonios de la parte demandante.
   
   
3. Planteamiento,  presentación del caso y aporte de pruebas y testimonios de la parte demandada.
   
   
4. Inspección in situ por parte de la Secretaría general y los asesores que esta elija.
   
   
5. Presentación del proyecto de resolución debidamente redactado por el Secretario General y sus asesores luego de comprobar in situ lo dicho por las partes.
   
   
6. Período no mayor a doce horas para que las delegaciones discutan en privado su apreciación del caso y su posible voto de manera individual.
   
   
7. Un solo período de debate para la aclaración seria de las dudas que puedan tener una o varias delegaciones, antes de tomar su decisión de voto.
   
   
8. Manifestación de consenso y/o votación

Todo el proceso deberá ser vigilado por el Presidente y por el Secretario General, velando ambos para que el tema no se desvíe, que los argumentos esgrimidos sean relativos estrictamente al caso, que se mantenga el vocabulario, gesticulación y posición en la sala, que no se esgriman argumentos de índole personal y ataque directo a persona alguna etc., pudiendo cualquiera de los dos (secretario o presidente, llamar al orden y/o aplicar sanciones a la delegación que incurra en falta a la ética y orden que deben mantenerse en la sala.

Nuestra sugerencia es un ejemplo solamente, pues no somos expertos en Derecho Internacional, y son los profesionales en esta materia quienes deberán ver los pormenores dentro del esquema de procedimiento presentado.

Ya es hora que la OEA se convierta en lo que debe ser; un organismo serio, formal y de soluciones expeditas, y no un jardín de infantes que llegan a perder su tiempo mientras devengan jugosos salarios y sus respectivos gobiernos gastan sumas millonarias para poder mantener a este monstruo del pasado.

Para finalizar, las cancillerías de todos los países, deberían capacitar mejor a sus embajadores o representantes ante la OEA, sobre el reglamento y mecanismos de orden interno, para evitar acciones o actos bochornosos que reflejaban una total ignorancia, incluso el señor Secretario General.

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