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San José.- El Ministerio de Educación Pública entregará este año el Premio Nacional de Educación, Mauro Fernández Acuña 2010 a la representante de la dirección regional educativa  de San José.

Se trata de Marta Elena Pérez Espinoza, maestra de 28 niños y niñas de la escuela República de Chile, madre, escritora  y mujer luchadora por su comunidad de Barrio Luján, en la cual ha trabajado 26 años.

Pérez ha destacado a nivel nacional por su gran aporte en la elaboración de publicaciones para primaria de español, matemática, ciencias y Estudios Sociales.

Marta Elena, tiene más de 33 años de servicio a favor de la educación, ha participado como voluntaria del movimiento juvenil de Hatillo, voluntaria de la Cruz Roja Costarricense, profesora de primaria, educación religiosa, miembro de la Filial Regional de San José de la Ande, promotora del grupo cooperativo de la institución en donde labora, encargada del Comité de Cruz Verde y organizadora de las actividades conmemorativas de la escuela donde labora.

Además, es una docente comprometida y por sus cualidades humanas y profesionales es la maestra que siempre se recuerda en la infancia.

Esta es la vigésima cuarta edición, en la que se entrega el máximo galardón que un educador o educadora del país puede obtener. Un jurado conformado por representantes del Ministerio de Educación Pública, la Asamblea Legislativa, La Cámara Nacional de Medios de Comunicación y de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza.

El Premio Mauro Fernández Acuña le ofrece a la ganadora una medalla de oro, remuneración económica, reconocimiento a nivel nacional y un año sabático con el fin de que el ganador realice proyectos a favor de su comunidad. Este año, doce direcciones regionales educativas enviaron postulantes de sus respectivas áreas.

El jurado analiza los atestados que se presentan y efectúan las deliberaciones acerca de los merecimientos de cada uno (a) de ellos. El premio lo entrega la Presidenta de la República, Laura Chinchilla, junto con el Ministro de Educación, Leonardo Garnier.

“Mi ilusión fue siempre estudiar filología, no pude porque cuando quise hacerlo, mis hijos tenían que estudiar”, indicó Pérez.

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