El Cairo.- La oposición egipcia, que reclama el fin de la presidencia de Hosni Mubarak, mantiene la presión en la calle iniciando la gran protesta convocada para hoy martes, a la que han llamado “la marcha del millón de personas”.

Los manifestantes, entre los que ha crecido la presencia de islamistas, burlaron ayer de nuevo el toque de queda y cuentan además con el apoyo del Ejército, que anunció que no va a emplear las armas y que considera “legítimas” sus demandas. “La libertad de expresión de forma pacífica está garantizada para todos”, aseguró un portavoz de las Fuerzas Armadas.

El pulso social obligó al vicepresidente, Omar Suleimán, a anunciar que va a abrir un diálogo con los partidos para estudiar posibles modificaciones de la Constitución.

Mientras, Mubarak, acuciado por los manifestantes que no abandonan las calles, por la oposición que reclama un vuelco en la política egipcia, y por sus aliados internacionales —especialmente EU—, que ya casi no quieren que les vean devolviéndole el saludo, dio la noche del domingo un paso más para defender su permanencia en el poder. En una intervención televisada pidió a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que active reformas para promover la democracia y restablezca la confianza en la economía.

Después de seis días de protestas —y 30 años de inmovilismo— Mubarak llegó a la conclusión de que hay que impulsar urgentemente las reformas y deben partir de un diálogo profundo con la oposición, explicó la noche del domingo en el canal estatal Nile TV.

Pero la gran conclusión que se puede extraer del discurso de Mubarak es que no está dispuesto a abandonar el poder fácilmente pese a los 125 muertos y los miles de heridos que han dejado ya las revueltas.

Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y ex jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, se ha erigido como el líder de la oposición y exige la salida inmediata de Mubarak. “Nuestro país se está desmoronando”, aseguró. “Mubarak necesita irse hoy... para que se produzca una transición suave hacia un gobierno de unidad nacional, que fije todas las medidas para unas elecciones libres y justas”, dijo El Baradei.

Sigue el caos

Ciudadanos armados de palos y cuchillos continuaban anoche patrullando las calles del país para defender sus propiedades, sobre todo en las zonas de clase media y alta, siguiendo el llamamiento del propio Ministerio de Defensa.

Pese a los anuncios oficiales, la policía continuaba anoche ausente de la mayor parte de El Cairo, y el Ejército sólo protegía algunas zonas claves de la ciudad, informaba Al Yazira.

La cadena asegura que el Ejército tiene órdenes de blindar las grandes atracciones turísticas del país, especialmente Charm el Cheij, a orillas del mar Rojo (donde lo increíble fue el permiso otorgado por Israel para el ingreso de los militares egipcios), mientras continúen los disturbios. En un contexto de desastre económico, Egipto intenta evitar que se hunda su principal fuente de ingresos.

Egipto cerró ayer la frontera con Gaza para impedir que los presos palestinos huidos de Abu Zabal regresen a la Franja, informó Reuters.

La creciente tensión en el ambiente se ha traducido en el llamamiento de la Embajada de EU a sus ciudadanos para que abandonen el país, aunque asegura que la evacuación es voluntaria. Tan sólo ayer sacó a cerca de mil 200 de los 52 mil estadounidenses que hay en el país. También Turquía ha enviado dos aviones de Turkish Airlines a Egipto para evacuar a sus ciudadanos, según la agencia Anatolian.

Los turoperadores occidentales ya cancelaron sus viajes al país desde el inicio de las protestas. Ahora, las empresas extranjeras también han comenzado a evacuar a su personal. En el aeropuerto internacional de El Cairo se viven escenas de caos, ante la escasez de vuelos de salida del país.