que volvernos en restauradores de productos frescos, aunque para ello, tengan los propietarios que regresar a la vieja usanza de ir de compras al despertar el día.

En los viejos tiempos, los restaurantes especializados en mariscos, tenían pilas de agua fresca y renovable, donde mantenían sus productos. Era un espectáculo agradable, donde se podía escoger lo que ibas a comer. Ahora son congeladores lo que mantienen el producto, lo cual es costoso y le quita al pescado, el sabor inigualable de su frescura natural.

Hay algo que me ha llamado la atención y es la falta de platos criollos o nativos de cada país o región, lo cual debería ser como un atractivo para los restaurantes, ya que entre los comensales, siempre hay alguien que desea degustar la comida del lugar, la que puede variar, de acuerdo a los días de la semana y, por sobre todo, ofrecer batidos de frutas frescas, que es son saludables y de bajo costo.

No es posible que, en algunos casos,  los precios de nuestros Restaurantes, auto llamados de cuatro o cinco tenedores, equivalentes a los diamantes o estrellas en la rama hotelera, estén más altos que en ciertos restaurantes de  Miami, Los Ángeles, Philadelphia, entre otras ciudades, donde el costo de la materia prima es superior al nuestro, donde la fuerza laboral  gana cinco veces más y los impuestos son más altos, la única respuesta es que ellos tienen más creatividad que nosotros y esto no está en los cuernos de la luna, ya que la creatividad llega con la necesidad. Hay que atraer comensales con ofertas especiales y nosotros del mundo iberoamericano, las tenemos en nuestras comidas criollas.

En fin, el problema es que “Se acabo la fiesta”, como nos dice el editorial del “Boletín Turístico” de esta semana, aunque en nuestros países, nunca llegamos a la tal fiesta, ya que, como dice su editor Lluis Mesalles, “es evidente de que todos los viajeros, turistas o empresarios no buscan ni necesitan alojamientos –lease también restaurantes- refulgentes de estrellas, con precios inasumibles”.

Seamos realistas, nosotros somos atractivos por ser destinos accesibles a los bolsillos de los trabajadores del primer mundo, no a la elite, la competencia en la clase de las refulgentes estrellas, como dice LLuis, es muy competitiva y demanda una serie de comodidades, que nosotros no podemos ofrecer, por eso es que debemos de mantener la exclusividad de ser paraísos a lo natural, con eficientes servicios, calidad gastronómica y precios accesibles a sus bolsillos, de lo contrario, nunca lograremos incrementar el número de visitantes, que es lo que nos dará el crecimiento y éxito que todos deseamos.

LA FERIA DEL TURISMO EN NEW YORK.

Del 25 al 27 de este mes, Manhattan, el principal distrito de la Ciudad de New York, ofrece una las Ferias más completas de la industria turística, con la presencia de más de 500 destinos, visítela en http://nytimes.com/travelshow

Hasta la próxima semana con EL ARCHIVO CXXIX.