Opositores a Gaddafi se alzaron en armas hace 16 días contra el líder libio y tomaron control de la mitad este del país. El gobierno respondió con una dura represión, y organizaciones de derechos humanos dicen que al menos 1000 civiles murieron en el conflicto en el país norafricano.

Las gestiones diplomáticas internacionales por la revuelta y sus consecuencias se intensificaron el martes con la decisión de la ONU de suspender a Libia de su Consejo de Derechos Humanos, aunque el Consejo de Seguridad está dividido sobre cómo encarar la crisis sobre el terreno.

La OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) discuten desde hace días la posibilidad de imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia, pero Francia condicionó ayer la medida a un mandato de la ONU y Rusia se mostró escéptica.

El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, admitió el martes la falta de unanimidad respecto dentro de la OTAN y dijo que cualquier intervención militar en Libia debería ser cuidadosamente considerada por las consecuencias que podría tener en la región.

Oficiales militares estadounidenses que declararon el martes ante comisiones del Congreso advirtieron que la imposición de una zona de exclusión aérea requerirá una acción militar preventiva para "eliminar" la Fuerza Aérea libia y que, por lo tanto, "no será sólo decirle a la gente que no vuele" en aeronaves.

Rebeldes que controlan la ciudad libia de Bengazi se manifestaron esta semana en contra de la presencia de tropas extranjeras en Libia, pero muchos dijeron apoyar bombardeos aéreos de fuerzas internacionales contra posiciones controladas por Gaddafi como forma de forzar su renuncia y poner fin al conflicto.

Los rebeldes tienen tanques, armas automáticas y proyectiles antiaéreos, pero Gaddafi aún controla la Fuerza Aérea y sus aviones lanzaron varios bombardeos contra depósitos de municiones para evitar que caigan en manos rebeldes.

Oficiales de la Fuerza Aérea libia que defeccionaron, dijeron haberse pasado a las filas rebeldes en protesta por órdenes del gobierno de bombardear a civiles.