con combustible diesel. El poderoso blindaje con que cuenta hace que todos los sonidos exteriors queden aislados: adentro, el Presidente está como en un capullo protector con todas las facilidades tecnológicas de comunicación y seguridad.

Además de contar con los más avanzados componentes electrónicos, La Bestia, tiene también llantas con un refuerzo de Kevlar que le permiten seguir avanzando y huír con seguridad aun cuando hayan recibido disparos.
 
La limusina del Presidente Obama es la más reciente en la larga lista de autos presidenciales que la firma Cadillac ha construido en los 100 años que han pasado desde que el Congreso aprobó un fondo para el transporte presidencial.
 
La colección de limusinas presidenciales se encuentra exhibida en el Museo Henry Ford, salvo la del Presidente George W. Bush, ya que a raíz de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el Servicio Secreto exigió que las limusinas sean destruidas al finalizar la administración de cada presidente, con el objetivo de preservar sus secretos.