Don Oscar Arias hizo honor a su experiencia con un discurso bien balanceado donde exaltaba las virtudes de nuestro pueblo y las del pueblo de China. Desgraciadamente, no podemos elogiar de la misma manera las palabras de nuestra señora Presidenta de la República, la cual a nuestro juicio, debió exaltar más los valores culturales de China y no demostrar ese ímpetu característico de un discurso de campaña electoral, o exaltando el valor a sus soldados prestos a ir a la guerra.

Sin embargo don Oscar, también demostró que “el que manda, manda” y lo demás gira a su alrededor, cuando sin ser anunciado se lanzó a emitir su discurso rompiendo las reglas del “protocolo” que ordenaba que la señora Presidenta es la primera que debió salir, emitir su discurso y luego hacer una introducción de presentación al señor ex presidente Arias como deferencia por haber sido el promotor del convenio con China y negociador de tan magno y colosal estadio.

Les quedamos a deber mucho a los chinos. Debimos en ese intercambio cultural corresponder con nuestros bailes folclóricos, con una bella danza de la “Escuela Nacional de Danza” y algunos otros elementos que mostraran a nuestros benefactores nuestra cultura para compenetrarnos mutuamente en el conocimiento de ambos pueblos y saber con quienes tratan así como supimos con quienes tratamos.

Sin embargo, realizamos un cierre de acto inaugural con una música dulce al oído pero sin identificarse su género ni origen, y rematamos con los ‘’comunes’’ juegos de pólvora para fiestas navideñas a nivel mundial o para nuestros acostumbrados “Toros de Zapote”, que en nada reflejaban nuestros valores culturales, nuestra manera de ser… ¡nuestra identidad nacional!