Mientras tanto, varios analistas sostienen que el verdadero objetivo de los países de la coalición no es el de derrocar a Gaddafi sino conseguir el control de Libia. El activista pacifista estadounidense Rick Rozoff dijo a RT que “si Gaddafi renuncia al poder bajo la presión de cientos de bombas lanzadas por aviones que sobrevuelan el país y cientos de misiles de crucero arrojados por destructores y submarinos británicos y estadounidenses desde el Mediterráneo, no será una gran victoria para nadie. Sencillamente, demostrará que cuando la OTAN y EE. UU. luchan en contra de una fuerza inferior, obtienen éxito. Sin embargo, en realidad el problema no es Gaddafi. De hecho, los países de la UE y EE. UU. intentan obtener prerrogativas exclusivas en la región bajo cualquier pretexto. Y es un hecho probado que los servicios especiales británicos y la CIA ya están operando en el terreno. Es un modelo típico y en realidad se trata de una violación a la resolución 1973 que estipula que no habrá fuerzas de ocupación en Libia”.

El periodista estadounidense Stephen Lendman opina que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido empezaron a preparar la operación en Libia con varios meses de antelación. “No es de sorprender que la resolución 1973 se adoptara el mismo día que empezaron los ataques aéreos contra Libia. En realidad, esta campaña comenzó mucho antes. Es evidente que una operación de tal envergadura no se puede organizar de la noche a la mañana. Estados Unidos, Francia y el Reino Unido planearon esta guerra hace varios meses, como mínimo hace unos seis meses o incluso hace uno o dos años. Luego el Pentágono puso este proyecto a un lado esperando que llegase el momento oportuno. No sería la primera vez que se organiza una operación así. En estos casos, lo último que importa es la vida de los civiles. De hecho, los misiles crucero que se suelen usar en estas operaciones no diferencian entre militares y civiles”, aseguró.