un 6-2 al alicantino, demostrando, de nuevo, que estamos ante uno de los mejores tenistas de la historia sobre tierra, mientras el físico le aguante y las lesiones le respeten. Los dos jugadores ya se habían visto las caras con idéntico resultado, hace apenas una semana en la final del Masters 1000 de Montecarlo. Entonces, el número 1 del mundo ganó su séptimo torneo en la localidad de Mónaco, mientras que hoy consiguió su sexta corona en Barcelona. Números importantes para un tenista de apenas 24 años.

En la segunda manga, los dos deportistas ofrecieron lo mejor de sí mismos. Sin embargo, David Ferrer volvió a mostrar, también, algunas de sus características más lacerantes para su propia competitividad: su gran irregularidad y su falta de concentración en los momentos clave de los partidos. El de Jávea no supo defender un 2-4 a su favor con 0-40 en el séptimo juego, y dejó escapar una oportunidad inigualable de ‘robarle’ a Nadal el que habría sido su primer set perdido en un campeonato que, finalmente, ha terminado sin ceder ninguno. Con todo a su favor para poner en apuros al mallorquín, Ferrer dejó escapar primero ese juego, para seguir después con los tres siguientes, cerrando el partido con un 6-4 que no parecería tan desfavorable, de no haberse dado circunstancias tan esperanzadoras para el alicantino.

Pese a todo, los dos tenistas llevan unas semanas demostrando que, por el momento, y a la espera del regreso de Djokovic (que no está disputando los torneos sobre arcilla a causa de una lesión de espalda), son los jugadores más en forma para afrontar la fase de la temporada sobre tierra batida. Por su parte, Ferrer, que ya ha derrotado a Nadal en superficie dura, tendrá que esperar para hincarle el diente sobre la superficie en la que el manacorí es más fuerte.

Al finalizar el partido, los dos deportistas hicieron gala de su buena relación en sus respectivos discursos. Mientras que Nadal repitió, como en Montecarlo, que Ferrer estaba en un gran momento de forma y que merecía ganar ya algún título importante, el alicantino respondió bromeando: “Quería pedirte que no estuvieras aquí el año que viene”. No en vano, esta es la tercera final consecutiva del Conde de Godó que disputan ambos tenistas. En todas ellas se ha impuesto el actual número uno.